Por sí mismo, llevar un reloj Jaeger-LeCoultre es básicamente traer en la muñeca una obra de arte, sin embargo, el relojero suizo decidió escalar un nuevo peldaño, usando el lado inverso de la esfera de algunas de sus piezas como un lienzo donde reproduce, en miniatura, pinturas de grandes artistas como Gustave Courbet, Vincent Van Gogh y Gustav Klimt.
Las obras de esta colección llamada Reverso Tribute Enamel Hidden Treasures fueron elegidas por su intrigante procedencia, pues las tres se perdieron o fueron robadas y luego se recuperaron, otro detalle que se tomó en cuenta fue que estos artistas estaban inactivos cuando se introdujo el reverso en 1931.
Cada pintura está guillocada en diferentes patrones y luego coloreada para que coincida con el espíritu y la armonía de las pinturas en el reverso oculto.
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“Queríamos que la historia fuera relevante para la colección y para las artesanías de relojería que estaban empezando a usarse en ese momento, como el guillochage, pero también con un ángulo agradable”, dice Catherine Rénier, directora ejecutiva de Jaeger-LeCoultre.
“Nos acercamos a los museos que albergan las pinturas hoy para discutir los puntos más finos de las interpretaciones, los colores, etc.”, añadió.
Las obras reproducidas por Jaeger-LeCoultre
La pieza de Gustave Courbet “Vista del Lago Léman“ de 1876 captura una panorámica de dicho cuerpo de agua ubicado en Ginebra, cerca de Vevey, Suiza, donde el pintor vivió después de su exilio de Francia.
Se inspiró en las vistas en constante cambio de la superficie y la pintó varias veces. Su obra fue colgada en un museo pequeño junto a otras obras de artistas menores, finalmente fue descubierta por un curador, quien lo llevó con un experto que confirmó que era genuino.
El cuadro de Van Gogh, “Atardeceder en Montmajour“, de 1888, retrata la naturaleza, capturando la vegetación de la Provenza y los colores de la ora dorada justo antes del atardecer.
El cuadro fue colgado en la casa de un propietario privado y alguien le dijo que era falso, años después lo encontró en el ático y fue su familia la que lo llevó al Museo Vincent Van Gogh en Ámsterdam, ahí se determinó que los pigmentos eran los que usaba el pintor así que era una obra genuina.
El maestro pintor de Jaeger-LeCoultre reprodujo a la perfección la perspectiva del artista, el trazo de pincel y el empaste pesado.
Finalmente, el cuadro de Klimt, “Retrato de una dama” de 1917 es el único retrato de ‘doble’ conocido del artista. Klimt retrató a una dama de la que vivía enamorado, la joven murió y en su intento de aliviar su dolor la pintó. A finales de los 90, la obra estaba programada para ser exhibida en una galería en Italia, pero fue robada antes de la inauguración.
La pintura se descubrió días después por un jardinero, la habían escondido en la grieta de un muro de piedra debajo de una hiedra dentro de una bolsa negra impermeable y estaba en perfectas condiciones.
Estos tesoros ocultos de Jaeger-LeCoultre tienen un calibre de cuerda manual 822/2, con una reserva de marcha de 42 horas. Las cajas miden 45.6 mm x 27.4 mm, con un grosor de 9.73mm y están montados en correas de cocodrilo negras. Cada uno está limitado a 10 piezas y tienen un precio de 107 mil dólares.
Nota publicada anteriormente en Robb Report USA.