Durante 7 décadas, el reloj de aviador original de Breitling, el Navitimer, ha sido amado por pilotos y creadores de tendencias. Y ni siquiera su inventor podría haber predicho el fenómeno en el que se convertiría. Una pieza que ha sido tanto por las estrellas más grandes de la Tierra como por los astronautas en el espacio.
Hoy la firma relojera rinde homenaje a esta leyenda con la introducción de una colección rediseñada que captura sus características más clásicas, al tiempo que las mejora con refinamientos modernos.
Robb Report tuvo la oportunidad de platicar con Tim Sayler, Chief Marketing Officer de Breitling, respecto a lo que significa refrescar este icónico modelo en una época de cambios, tanto para la industria en general como para la marca en particular. Y esto fue lo que nos dijo:
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Un reloj hoy en día puede ser un ícono histórico pero al mismo tiempo una pieza llena de innovación, ¿estás de acuerdo?
Desde luego, de hecho, ése es el caso del Navitimer, fácilmente uno de los cinco modelos más reconocidos de la industria. Esto nos obliga a ser muy cuidadosos en el tema de la innovación porque hablamos de un ícono: estamos conscientes de que debemos respetarlo pero también mostrarlo como un elemento moderno, como es Breitling.
¿Cómo se logra este balance?
En el Navitimer actual es muy claro. Se respetan los códigos históricos, pero se agregan distintivos contemporáneos, como los colores. Además de ser frescos y jóvenes, estos tonos cambian la perspectiva del reloj.
La otra parte que representa una innovación para nosotros es cómo contamos la historia de este reloj a una nueva audiencia. Nos inspiramos en la funcionalidad del reloj como un reloj de aviación, pero nos alejamos de este pequeño nicho para contar una historia más grande, la de un viaje mayor en la vida.
Es decir, somos grandes innovadores en cuanto al producto pero también en el storytelling que lo envuelve.
¿Consideras que el producto es lo que define a una marca?
Me parece que, hoy en día, la gente primero se enamora de la marca y sus valores, y luego de sus productos, con su calidad, tecnología y demás detalles que ofrece.
Desde luego, no hay una marca fuerte sin un producto sólido, pero tampoco hay un producto sólido sin una marca fuerte que lo respalde.
En Breitling logramos mantener la marca y el producto en un nivel muy alto, parejo, para contar historias propias: nuestra firma tiene un gran legado, pero cada reloj tiene su propio recorrido.
Los últimos años han sido de importantes cambios para Breitling, ¿cómo ha sido este proceso de renovación?
Si te das cuenta, en los últimos cuatro o cinco años hemos realizado cambios importantes en la marca. Hemos añadido piezas y eliminado otras tantas del catálogo, pero lo más importante es que hemos trabajado con los pilares, como la colección Chronomat y, ahora, la joya de la corona: el Navitimer. Es el eje central de este cambio en la marca que, si bien es un proceso continuo, con esto inicia un nuevo ciclo.
¿Qué tan complicado es elegir nuevos colores y tamaños en una colección?
Consistentemente, ofrecemos diferentes tamaños, de los 46 mm a los 43 mm, 41 mm y 38 mm. Pero, en cuanto a los nuevos colores, es un reto distribuirlos en todos estos tamaños.
Nos gusta observar y actuar, fijarnos qué colores funcionan mejor en ciertos tamaños, cuáles son ideales en cajas más grandes y cuáles lucen mejor en tamaños más chicos.
¿Breitling está atento a la competencia?
Sin lugar a dudas el negocio de la relojería es uno muy competido y muchas marcas comparten legados similares. Eso es algo que todos sabemos, pero en Breitling no miramos hacia otros lados para crear nuestros relojes. Esta fuerza para innovar y crear nuevos productos nace de la fuerza interna de la marca.
¿Qué cambios has notado en los consumidores en años recientes?
Desde luego, el interés por el universo digital, que, afortunadamente, nos ha permitido aumentar nuestros ingresos online. El otro, que parece totalmente contrario al primero, y lo es, ha sido el interés desbordado de la gente más joven por productos análogos y con historia, como los relojes, como el Navitimer.