Hace poco más de un año, Audemars Piguet dejó en silencio a todos los entusiastas y protagonistas de la relojería, al anunciar la llegada de una nueva colección a la casa: Code 11.59 by Audemars Piguet. Por primera vez en muchísimos años, se bautizaría con un nombre diferente al del icónico Royal Oak a una nueva familia de relojes destinada a revolucionar el universo del lujo.
Tras su impactante presentación en el mercado, la colección Code 11.59 by Audemars Piguet repite la dosis este 2020 al redefinir algunas de las tendencias más importantes del mundo relojero con la introducción de sorprendentes colores en cinco nuevos cronógrafos y cinco nuevos modelos automáticos que integra a su catálogo.
Los nuevos tonos la colección Code 11.59 by Audemars Piguet
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Además de la afamada destreza técnica de la firma más antigua de alta relojería que todavía se conserva en manos de sus familias fundadoras (Audemars y Piguet), el toque creativo e irresistible de estas novedades recae en las nuevas esferas lacadas creadas por los artesanos de la manufactura localizada en la Vallée de Joux, en el corazón del Jura suizo.
Con una clara influencia del entusiasta CEO de la firma, François-Henry Bennahmias, las modernas piezas transmiten luz y movimiento gracias al acabado ahumado y los motivos “rayos de sol” que deslumbran en intensos tonos de azul, burdeos, morado y gris, claro y oscuro.
El arte de la combinación
La maravilla de los nuevos modelos no sólo radica en la incorporación de colores llamativos sino en la acertada manera de combinarlos. Por ejemplo, el degradado del modelo de color burdeos –con un acabado liso que, además, varía dependiendo del ángulo desde el que se vea el reloj– contrasta de manera elegante con la caja de oro blanco de 18 quilates, así como con los indicadores y las agujas acabados en el mismo metal.
O bien, las versiones en morado y azul con oro rosa de 18 quilates son otro acierto porque esta combinación no sólo le brinda una clase única sino que lo convierte en una pieza en extremo versátil, es decir, es ideal para llevarlo con un look elegante tanto como con uno casual.
Pero si de composiciones acertadas hablamos, podemos confesar que nuestros favoritos son los cronógrafos y los modelos automáticos de color gris que presentan una fusión de oro blanco y rosa de 18 quilates. Simplemente porque logran destacar aún más la compleja geometría de la caja, impecablemente acabada a mano, así como de las asas que demuestran esa artesanía ancestral y ese diseño innovador que solo una marca como Audemars Piguet es capaz de entregar.
Para todos los amantes de la relojería, vale la pena agregar un dato interesante: las cajas bicolor son contadísimas en la historia de Audemars Piguet. De los 550 relojes de pulsera producidos y comercializados entre 1882 y 1969, tan solo ocho combinaban dos tipos de oro. Y la combinación de oro blanco y rosa es particularmente especial al tener un solo ejemplar registrado en los archivos de la manufactura con anterioridad a 1978.
Si a todo esto le sumamos que cada modelo cuenta con una correa de piel de aligátor con escamas grandes cuadradas, cosida a mano y en el mismo tono de la esfera, solo refuerza un mensaje: es un reloj que ayuda a definir la personalidad de quien lo usa.
Una marca de espíritu perseverante
Todo aficionado a la relojería sabe que Audemars Piguet es una de las marcas más reconocidas de la industria. Durante años, en la Vallée de Joux se han creado un sinfín de obras maestras que reflejan un espíritu perseverante, digno de la firma más antigua de alta relojería que todavía se conserva en manos de sus familias fundadoras, Audemars y Piguet.
Gracias a este pasado que se remonta a 1875, la compañía localizada en Le Brassus ha logrado transmitir a diversas generaciones de artesanos relojeros nuevas habilidades y técnicas para establecer tendencias que rompan las reglas. Es así que nació Code 11.59 by Audemars Piguet, una colección con base en el lenguaje de las emociones, gracias a la arquitectura contemporánea de su caja redonda y a que parte de una idea revolucionaria: está diseñada tanto para hombre como para mujer. Y es que, desde su concepción estética, incorpora una ergonomía curva que resulta óptima para cualquier persona por su versátil tamaño de 41 mm de diámetro que abarca toda la familia.
Una obra maestra de proporciones perfectas
A la compleja geometría de la caja se suman elementos destacados como la carrura octagonal, las asas estilizadas y el bisel extraplano, pero, sobre todo, nos fascina el trabajo con el cristal de zafiro de doble curvatura y tratamiento antirreflejos. Es decir, lo que para el ojo común representa un elemento que facilita la hermeticidad de la pieza, para los conocedores se trata de un complejo cristal que juega con la profundidad y la luz para darle notoriedad a esos detalles hipnotizantes de la esfera, como la firma de Audemars Piguet que se realza mediante un proceso artesanal de galvanización.
Y si de detalles técnicos hablamos, estas piezas integran un mecanismo automático que entrega una reserva de marcha de 70 horas y una hermeticidad de 30 metros. Por ello, los nuevos cronógrafos y los modelos automáticos con fecha, horas, minutos y segundos se adaptan perfectamente a un estilo de vida activo, ideal para las generaciones actuales.
Si bien es cierto que la historia de la colección Code 11.59 by Audemars Piguet es aún muy joven para entender su lugar en la historia de la alta relojería, desde hoara podemos afirmar que encierra una serie de conceptos que están transformando la industria, de la innovación en su dieño a la versatilidad que ofrece a quien lo usa y de la destreza técnica de su mecanismo a la modernidad de sus colores. En otras palabras, este reloj ha llegado a transformar paradigmas y a convertirse en un ícono de las nuevas generaciones.