Que un vehículo familiar se ocupe de robustecer su diseño, mejorar su performance y actualizar su tecnología, quizá no te suene tan familiar, sin embargo, es parte de una tendencia en la industria de la que Nissan nos da una muestra clara y muy bien lograda con la quinta generación de su legendaria Pathfinder que, sin negar su legado, evoluciona su aspecto y aparece en el mercado como si fuera una clásica minivan disfrazada de un moderno SUV.
Pusimos a prueba este renovado modelo en una aventura por caminos cercanos a la bella ciudad de Puebla y quedamos gratamente sorprendidos con su rendimiento, su lujo interior y su alta tecnología que elevan la experiencia de manejo.
Nissan Pathfinder 2023
Estamos ante un auto que creció en todos los aspectos, en sus dimensiones, para otorgar mayor confort; en su diseño, ahora más desafiante y moderno; en potencia, con un motor V6 que produce 270 HP y un sistema de transmisión automática de nueve velocidades; y hasta en lujo, con su cabina con asientos Zero Gravity calefactables de piel de Nappa, descansabrazos con espacio para porta vasos, cargador inalámbrico para smartphone, luces ambientales, espejo retrovisor inteligente, entre muchos otros features.
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Pero quizá lo más importante, recordando que vamos a tener a bordo a las personas que más queremos, la nueva Pathfinder aumentó también su seguridad, incorporando tecnologías Nissan Intelligent Mobility que cambian la forma de manejar y disminuyen riesgos a través de distintos asistentes que, de forma automática, nos ayudaron a detectar obstáculos en el camino, regular la velocidad y mantener una distancia prudente con relación a otros vehículos, mantenernos en nuestro carril, así como subir o bajar pendientes pronunciadas sin miedo a que el coche retroceda o se acelere de más.
Hablamos de tecnologías como el ProPILOT ASSIST que nos colocan en la antesala de los vehículos autónomos, permitiéndonos (únicamente con el fin de ponerlo a prueba) soltar el volante, sin perder el control, en plena carretera.
También comprobamos el funcionamiento de algunos de sus siete modos de manejo, desde el sport hasta el eco y por qué no, el de arena o barro, que tuvieron un gran desempeño, incluso en un pedregoso y difícil camino a las faldas del Iztaccíhuatl, que convirtió a nuestro auto familiar en un todoterreno, pero eso sí nos dejó con las ganas de cambiarlo al modo nieve. Tendrá que ser a la próxima, porque claro que queremos volverlo a manejar.