Steve Jobs era un hombre brillante. Crear un imperio tecnológico como lo es Apple, requiere una mente genial. Hace siete años que el directivo falleció y su legado se encuentra más vigente que nunca.
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Aunque se sabe que Jobs era básicamente un genio, son muchos los mitos en torno a los hábitos que tuvo a lo largo de su vida. Se dice que era un perfeccionista implacable y eso no sólo se reflejaba en sus conductas laborales.
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Se dice que el magnate compraba y vendía propiedades antes de siquiera habitarlas, pero uno de los lujos sobre el que más se ha hablado es su colección de automóviles.
El fundador de Apple no escondía su pasión por los bólidos alemanes. Diferentes ediciones de Porsche como el 911, 928 y 944 se estacionaron alguna vez en su cochera. En su juventud tuvo curiosas elecciones como una combi de Volkswagen y un Nash Metropolitan convertible.
No obstante, hubo un auto que capturó especial atención por parte de la prensa y seguidores de la firma de la manzana. Más allá de las bondades del Mercedes SL 55 AMG, el vehículo predilecto de Jobs, la frecuencia con la que lo compraba era peculiarmente llamativa.
Sucede que el creador del iPhone conducía por Cupertino a bordo de su Mercedes sin placas. Desde luego, manejar un auto sin placas es ilegal en cualquier parte del mundo; el CEO tampoco gozaba de ninguna preferencia especial por su fortuna.
En realidad, en el estado de California, se podía conducir sin matricular el vehículo durante los primeros seis meses. Así que Jobs decidió cambiar de Mercedes -sí, cada seis meses-. Primero se mencionó que, dada la gran fortuna del millonario, los compraba; posteriormente se supo que los alquilaba.
¿Por qué lo hacía? La gran mayoría alude a que deseaba atraer popularidad para su marca, pues cada vez que alguien veía su vehículo sin placas lo fotografiaba. Hay que recordar que Apple es genio cuando se trata de causar revuelo y crear publicidad gratuita.
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Visto de ese modo, no suena tan descabellado que Steve Jobs cambiara su vehículo cada seis meses. Pero hay otras leyendas mucho más descabelladas. Algunas más exageradas dicen que cambiaba sus Porsche en cuanto veía un rayadura en su carrocería.