Ponte en situación: conduces por una carretera despejada que parte por la mitad el desierto; el sol brilla en lo más alto y las dunas crean un paisaje cuya monotonía sólo rompe de vez en cuando algún cacto. Llevas los vidrios abajo para sentir el viento e intensificar la sensación de libertad producida por el camino libre.
Entonces aparece a lo lejos. Avanza en tu dirección, invade poco a poco tu campo visual: angulosa, enorme, devuelve el golpe de los rayos solares en forma de destellos plateados y parece observarte con un faro continuo que cruza todo el frente. Por instinto, subes enseguida los cristales, para intentar tranquilizarte con una sensación de (¿falsa?) seguridad. Nadie podría culparte: no sabes si lo que se aproxima es el vehículo de una pandilla proveniente de un futuro apocalíptico, una bestia de coraza metálica o una fortaleza ambulante. O las tres. Así de inquietante resulta a golpe de vista Cybertruck.
El más amenazante de los hijos de Elon Musk (al que se refiere como “el auto más cool que haya visto”) parece salido del universo de Mad Max, sólo que aquí la gasolina no tiene la menor importancia pues, como buen Tesla, es totalmente eléctrico; sus versiones de uno, dos o tres motores (la primera con tracción trasera, las otras con tracción en las cuatro ruedas) aumentan la capacidad de remolque a más de 6,350 kg.
¿Inusual? Sin duda. ¿Extraño? Puede ser. ¿Intimidante? Por completo. Si hablamos de resistencia, lo será al grado más alto, según Tesla, que hizo gala de su ADN innovador para dotar a la Cybertruck de un exterior no sólo tan minimalista como los interiores (para seis pasajeros y con la habitual pantalla de control como única compañera del volante en el tablero), sino con un exoesqueleto prácticamente impenetrable, de acero inoxidable laminado en frío que se complementa con un cristal blindado.
El nuevo vehículo de la firma parece diseñado para enfrentar los entornos más adversos como si fuese un búfalo atravesando un campo de margaritas: la versión más poderosa es capaz de ir de 0 a 100 km/h en 2.9 segundos y su autonomía ronda los 804 km.
Es la clase de criatura que no te gustaría encontrar en un camino solitario… pero que morirías por conducir para sentir el mundo cimbrarse a tu paso.