Hace apenas un año el renombrado relojero suizo, Jaeger-Lecoultre, robó nuestros corazones después de presentar su colección Polaris en el Salón Internacional de la Alta Relojería de Ginebra. Ahora, gracias a su enorme éxito, la Grande Maison decidió ampliar la línea con una nueva edición especial.
El reloj Jaeger-LeCoultre Polaris Date será una pieza limitada a 800 ejemplares cuyo exquisito diseño combina el tradicional savoir-faire de la casa con motivos vintage y una estética contemporánea refinada que da como resultado una obra maestra insuperable.
Puesto que no podíamos esperar a conocer esta elegante creación por nosotros mismos, decidimos viajar a Nueva York con tal de poder apreciarla en persona.
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Tan solo con posar la mirada sobre el reloj, uno sabe de inmediato que se encuentra frente a una auténtica pieza de lujo.
A pesar de haber heredado rasgos del Polaris II de 1970, el Polaris Date conserva su propia identidad con una una nueva esfera de doble gradiente azul lacada a mano con acabado soleado, graneado y opalino, detalle con el que no cuenta ningún otro modelo de la colección.
Su disco central y esfera principal dan la ilusión de cambiar de color, pasando de un turquesa intenso a un brillante tono azul regio que combina a la perfección con el brazalete Clous de Paris.
Las manecillas y agujas del nuevo Jaeger-LeCoultre Polaris Date respetan la estética de la colección pero, en esta ocasión, los revestimientos luminiscentes para proporcionar una mejor legibilidad son de un sofisticado color vainilla que remite a famosos modelos de los años 60 y 70.
A pesar de conservar una distinción clásica, resulta imposible afirmar que la nueva pieza de la línea no sea una creación moderna. Su elegante caja con superficies cepillas y pulidas a mano no teme resaltar con 42 mm de diámetro y dos coronas prominentes.
Como era de esperar, el movimiento mecánico del nuevo reloj garantiza la precisión y la artesanía características de Jaeger-LeCoultre. Sobre el fondo aparece la frase “1000 hours control”, lo cual significa que el reloj fue sometido a 1000 horas de pruebas antes de salir del taller ubicado en el Valle de Joux.
Con su nueva propuesta, la firma suiza ejemplifica la evolución de una tradición que adapta los nuevos parámetros de innovación tecnológica, aventura y diseño de la época actual sin olvidar sus raíces como uno de los relojeros más refinados y destacados de los últimos siglos.
Conoce más acerca de esta majestuosa nueva pieza de Jaeger-LeCoultre en nuestra próxima edición de septiembre.