¿Habrá alguien en el mundo que no sepa lo que es un diamante? Hay quienes sueñan con un anillo con la piedra más grande jamás vista, otros quienes prefieren tenerlos en un collar, aretes o incluso en un reloj, de cualquier manera estas piedras han conquistado nuestro corazón por su inigualable belleza y brillo.
Hay mucho que decir sobre la formación de un diamante al interior de las minas y sobre cómo estos llegan hasta las joyerías y después a nuestras manos, pero ahora solo nos enfocaremos en los diamantes cultivados en laboratorio que son usados cada vez más en la industria.
Son diamantes, lucen como tal, brillan igual y duran el mismo tiempo, sin embargo, ¿qué son aquellos detalles que los hacen diferentes? Aquí te contamos.
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¿Son o no diamantes reales?
Los diamantes se forman a cientos de kilómetros bajo la superficie de la Tierra, esas mismas características son replicadas en un laboratorio como la temperatura y la presión, un proceso increíblemente innovador que química, física y ópticamente hace que este tipo de diamante sea exactamente igual a uno sacado de una mina.
Tiene la misma composición química, átomos de carbono, sin embargo, lo que a la Tierra le tomó millones de años en formar, en un laboratorio apenas toma de 4 a 6 semanas.
Las diferencias entre ambos
Básicamente su única diferencia es su origen y a partir de este podemos hablar de que son ampliamente éticos y sostenibles.
No voy a ahondar demasiado en la práctica de extraer diamantes, pero no es un secreto que esta actividad ha estado bajo escrutinio durante muchos años llegando incluso a crear el término ‘diamantes de sangre’ (con eso decimos todo).
Los cultivados el laboratorio son una alternativa ética que minimiza las consecuencias desfavorables para el medio ambiente y la sociedad, además de ser 100% rastreables o trazables.
Las grandes piedras, formas y colores
Por un periodo de tiempo no había manera de encontrar grandes piedras que salieran de un laboratorio, hoy en día las cosas han cambiado al igual que la tecnología que permite diamantes cultivados con una amplia gama de quilates.
El mismo caso para las opciones de color y claridad, un diamante como lo conocemos está sujeto a los caprichos de la naturaleza, mientras que en un laboratorio estos se benefician de un ambiente controlado que durante el proceso permite que haya una amplia gama de tonalidades y niveles de claridad.
Los diamantes cultivamos son más asequibles
Sí, a diferencia de los diamantes de mina, los cultivados en laboratorio tiene un precio en el mercado mucho menor sin que esto afecte su calidad, esto se debe a la ausencia de gastos de minería y a que el método de creación es mucho más eficiente.
En cualquier caso se siguen tomando en cuenta las siguiente características: talla, color, claridad y peso en quilates.
La regulación en su mercado
Los diamantes cultivados en laboratorio se rigen bajo estándares éticos y de calidad y son acreditados por el Instituto Gemológico de América (GIA).
Certificaciones como esta garantizan el origen, además de confirmar todas sus propiedades físicas y ni hablar de que se aseguran de que se creen bajo prácticas laborales éticas, brindando bastante transparencia y seguridad a los clientes.
Es difícil encontrar desventajas en los diamantes cultivados en laboratorio, son casi idénticos a las piedras naturales y son más asequibles, así que vale la pena optar por estas opciones sin romantizar tanto el origen que comúnmente conocemos.