La relación de Rolex con la vela comenzó a mediados del siglo pasado. La relojera suiza identificó en este deporte valores afines a los fundacionales de la marca, estableciendo en 1958 una primera asociación con uno de los clubes náuticos con mayor historia y reputación del mundo: el New York Yacht Club.
Desde entonces, ha ido ampliando su ámbito de actuación en un entorno caracterizado por la búsqueda de la excelencia, la defensa de las tradiciones y el trabajo en equipo.
En la actualidad, apoya a una cuidada selección de clubes náuticos, cuenta con un reducido grupo de embajadores que ejercen de auténticos influencers del sector y es patrocinador principal de circuitos como SailGP o las 52 Super Series, o de eventos icónicos como la Maxi Yacht Rolex Cup, la Rolex Giraglia o la Rolex Swan Cup.
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Pero si hay un nicho en el que destaca por la longevidad de su relación y por su posición de referente mundial ése es la competición oceánica.
Rolex y el mar
Ya en 1967, el británico Sir Francis Chichester, la primera persona en circunnavegar el planeta de este a oeste en solitario, recurrió a un Oyster Perpetual de la marca para establecer con el sextante la posición de su velero Gipsy Moth IV.
Al completar la hazaña, declaró: “No puedo imaginarme un reloj más robusto”. Para explicar el origen de esa robustez, hay que remontarse a 1905. Hans Wilsdorf, fundador de la Maison, había comprendido el potencial de un reloj de pulsera adaptado a una sociedad en la que cada vez ganaban más peso las actividades deportivas.
En 1914, un Rolex obtenía un certificado de precisión que hasta entonces se reservaba únicamente para los grandes instrumentos de navegación; en 1926, la marca inventaba el Oyster, y en 1931 el primer sistema de cuerda automática para un reloj de pulsera con rotor libre, bautizado como rotor Perpetual.
Estas innovaciones y la evolución que marcan condujeron al desarrollo de los actuales Oyster Perpetual Yacht-Master y Yacht-Master II, dos íconos de la relojería y aspiración de navegantes.
Hoy, la firma patrocina tres de las regatas oceánicas más importantes del planeta y a los clubes que las organizan: las anuales Rolex Middle Sea Race y Rolex Sydney Hobart, y la bienal Rolex Fastnet Race, la más grande de todas. Celebrada por primera vez en 1925 y auspiciada por Rolex desde 2001, su legendario recorrido parte de la británica isla de Wight, rodea la icónica roca Fastnet (frente a la costa sur de Irlanda) y desde 2021 finaliza en el puerto francés de Cherburgo.
El pasado agosto celebró su 50ª edición con un récord histórico: 430 barcos y cerca de 3,000 regatistas, el mayor número de participantes en una regata oceánica de todos los tiempos.
Un hito que confirma la buena salud de la competición en aguas abiertas y que reafirma el acierto del decidido apoyo de Rolex por preservar las tradiciones náuticas. La próxima cita en el calendario de regatas la Maison relojera es la Rolex Sydney Hobart, prueba de 628 millas náuticas (1,163 km) que parte del espectacular puerto de Sidney el 26 de diciembre
y finaliza en enero. Una tradición desde 1945 que replica en el hemisferio sur los valores, los desafíos y el espectáculo de la Rolex Fastnet Race.