Si algo puede presumir Parmigiani Fleurier es el ser una marca que audazmente ha fusionado desde sus orígenes la relojería y la arquitectura, dos formas de expresión que combinan arte y tecnicismo y también dos pasiones desarrolladas por Michel Parmigiani.
Michel nació el 2 de diciembre en 1950 de Couvet, Suiza; teniendo como principal disciplina la arquitectura también adquirió un vasto conocimiento en la restauración de relojes después de su paso por la Escuela de Relojería Val-de-Travers y en el Technicum de La Chaux-de-Fonds.
Parmigiani Fleurier revive los relojes de bolsillo
Honrando todo su legado y sus dos grandes amores cada año en su cumpleaños la firma relojera crea una pieza que formará parte de su colección Objets d’Art dedicada completamente a su fundador.
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Para este año la pieza lleva por nombre L’Armoriale y es más que especial pues encima de inspirarse en un fascinante palacio italiano también es un reloj como pocos hemos visto en los últimos años llevándose en el bolsillo en lugar de la muñeca.
Así es, los relojes de bolsillo están de vuelta y Parmigiani Fleurier está marcando la pauta de un feroz regreso llevando en su interior la pasión, historia y excelencia del hombre, ya sea creando relojes tan especiales u obras de arte renacentistas que trascienden los límites del tiempo para perdurar con el paso de los años.
Mientras el equipo buscaba un poco de inspiración recorriendo Italia, Guido Terreni dio con el Palazzo Te en Mantua, Italia, estratégicamente situado en el punto exacto en el que convergen Milán, Génova y Venecia.
Hablamos de un palacio renacentista con cientos de artesanías y en el que se encuentra la Sala de los Gigantes que, al tener elementos de dicha época, arquitectónicos, de la naturaleza y con un fuerte sentido de la proporciona áurea, resonaba lo suficiente con Michel convirtiéndose de inmediato en la inspiración de su reloj de cumpleaños.
En sí el reloj es una auténtica obra de arte que bien podría ocupar su lugar entre las paredes del palacio, tan meticulosamente elaborado y con especial atención en los detalles por parte de los artesanos tradicionalmente conocidos como ‘Mains d’Or’ o ‘Manos de Oro’ en la industria.
Se requirió de todo un grupo de artesanos expertos en distintas artesanías, incluido el grabado de la caja, el delicado trabajo del esmalte o la elaboración de la cadena.
La pieza tiene una paleta de colores en capas en donde cada hueco es una obra maestra tallada a mano en oro blanco y rellenada con esmalte grand feu en tonos rojos, amarillo y marrón.
Como si estuviéramos hablando de aquellos relojes de películas que eran usado para hipnotizar, esta pieza tiene un diseño geométrico que crea un efecto visual que a medida que la mirada se mueve hacia el centro ofrece un viaje cautivador.
La esfera revela un rico color marrón y un grabado ‘Mezzo Vibrato’ y lo envuelve un anillo grabado con motivos de almendras que se ven en la caja, las asas y contadores en oro blanco.
L’Armoriale es testigo de la historia y un puente que entrelaza tres siglos al tener como corazón un movimiento mecánico de 1890 firmado por A. Golay Leresche & Fils en Ginebra.
El hecho de incluir este movimiento no fue de manera fortuita se incluyó porque Michel Parmigiani restauró el movimiento y lo enriqueció con un calendario perpetuo elaborado en sus talleres, un guiñó más a su legado que merece ser celebrado.
Armoniale, como se llama hoy en día, late a una frecuencia de 2.5 Hz, equivalente a 18 mil vibraciones por hora.
Completando el reloj se agregó una cadena que refleja los patrones grabados a mano en la caja, así como en el pestillo. Cada eslabón fue diseñado para garantizar la flexibilidad de esta, así como la durabilidad a pesar de ser extraordinariamente delicada.