En el cambio de milenio, Louis Vuitton era una marca de lujo que no tenía conexión alguna con el mundo de la relojería, pero esto pronto cambió cuando en 2002 introdujeron el Tambour, un GMT automático con una apariencia que se inspiraba en los tambores taiko japoneses.
La marca tenía claro el rumbo que tomaría su reciente incursión a la relojería, no por nada la producción del Tambour coincidió con la apertura del taller de Louis Vuitton en La Chaux-de-Fonds, el corazón de la región relojera en Suiza.
El Tambour Twenty de Louis Vuitton regresa a donde todo inició
En el vigésimo aniversario de esa pieza, la Maison presenta el Tambour Twenty, una versión ligeramente más grande con respecto a la original con una caja similar a un tambor en una caja de acero inoxidable de 41.5 mm.
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Con una esfera marrón satinado y lmanecillas amarillas que evocan los hilos del mismo color históricamente utilizados en la marroquinería de Louis Vuitton, la casa de moda muestra que el Tambour Twenty regresa al lugar en donde todo empezó.
Tambour Twenty alberga un movimiento GTM automático, específicamente un La Fabrique du Temps LV 277, un calibre de alta frecuencia basado en el movimiento de El Primero de Zenith, que fue el primer cronógrafo automático de la historia.
El rotor dentro del movimiento está hecho de oro de 22 quilates y el reloj cuenta con más de 50 horas de reserva de marcha. Esta pieza es resistente al agua hasta 100 metros y el cronógrafo cronometra a una décima de segundo.
El Tambour ha vivido decenas de vidas relojeras, ha sido un cronógrafo, un tourbillon, reloj de buceo, de vela, de horas saltantes, de movimiento misterioso, repetidor de minutos, GTM e incluso un smartwatch.
El Tambour Twenty está limitado a 200 piezas, cada uno con su número de producción y con un fondo de caja grabado. Se vende con un pequeño baúl Louis Vuitton realizado con lona Monogram. Este homenaje tiene un valor de 17,800 dólares.