La historia del nuevo Montblanc 1858 Iced Sea Automatic Date es la de una pieza de relojería que es sinónimo de pureza: toma su forma, diseño y color de los glaciares en las montañas que, en 1906, le dieron su nombre a la marca.
Nació bajo la premisa de crear un nuevo reloj de buceo deportivo que fuera lo mismo un elemento lleno de estilo que un instrumento profesional; pero esta sola idea no resultaba suficiente para alcanzar el resultado esperado. Se requería una inspiración contundente que se pudiera materializar en algo tan auténtico como cautivador. Fue así que el equipo creativo de Montblanc viajó a los glaciares de las montañas aledañas al Mont Blanc, el punto más elevado de la Unión Europea que se extiende por las fronteras de Francia, para encontrar ese elemento final.
Este lugar es reconocido mundialmente por ser una de las cunas del alpinismo moderno —de hecho, las expediciones para conquistarlo datan del siglo XVIII— y, actualmente, se mantiene como un sitio famoso en Europa para practicar esquí, snowboarding y hiking.
Al ascender por el Valle de Chamonix hasta llegar al Mer de Glace —mar de hielo, en español—, el equipo de Montblanc se encontró con lo que inmediatamente reconoció como la inspiración que estaban buscando: un glaciar histórico.
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Frente a sus ojos se desveló un espectáculo de la naturaleza que requiere miles de años para transformar el hielo en una estructura de cristales helados con una apariencia profunda, hipnotizante y etérea, de una textura única.
Aquél fue el momento en el que, sin saberlo, el Montblanc 1858 Iced Sea Automatic Date emitió su primer latido. “Estoy muy feliz con este reloj, refleja completamente lo que queremos hacer a nivel relojería tanto como a nivel marca. Es decir, el nuevo Montblanc 1858 Iced Sea Automatic Date, que a su vez forma parte de una línea más grande y sólida de piezas creadas en nuestra histórica manufactura de Minerva, la colección 1858, cuenta con una gran propuesta y una gran historia, una que habla por sí misma”, dice Nicolas Baretzki, CEO de Montblanc.
Montblanc 1858 Iced Sea Automatic Date
La excepcional belleza natural del glaciar se convirtió así en la esencia de este reloj deportivo y, una vez de vuelta en la manufactura de Minerva —una de las dos que tiene la marca en Suiza—, llegó el momento de hacer la magia.
El objetivo principal era replicar del modo más acertado posible la textura del hielo, sus colores y profundidad, una tarea nada fácil considerando que el grosor de la esfera mide apenas 0.5 mm.
La proeza técnica con la que Montblanc empuja los límites de la innovación queda expuesta en la excepcional carátula del Montblanc 1858 Iced Sea Automatic Date, que requirió numerosas pruebas para alcanzar su impresionante resultado final.
Y es que imitar la textura de un glaciar en un espacio tan reducido exige forzosamente una profundidad y luminosidad certeras y delicadas. Y ante esta dificultad los creadores se inclinaron por una técnica decorativa ancestral llamada gratté boisé que, literalmente, se traduce como “raspado de madera”.
Se trata de una técnica que encima distintas capas de color, de la más clara a la más oscura, y luego con la ayuda de una artefacto se raspan estos niveles para dejar ver la combinación de colores que se encuentran por debajo.
Demanda mucha paciencia y pericia, pero el resultado ha sido exactamente el que buscaba la firma, es decir, que los dueños de este reloj tengan la sensación de estar mirando un glaciar lleno de matices y profundidades.
Es así que el Montblanc 1858 Iced Sea Automatic Date logra reflejar en la vistosa carátula el elemento más distintivo de esta pieza: el espíritu de exploración de la histórica firma.
“No es fácil lograr un balance entre herencia e innovación, hace falta un talento especial. En Montblanc, en los últimos años, hemos explorado a profundidad el lado vintage de la marca, pero también hemos logrado fortalecerlo con toques modernos y contemporáneos. Cierto, tenemos una gran historia de exploración por lo que la herencia es una de nuestras grandes fortalezas, tanto como la innovación y el diseño que hoy nos distingue”, presume Baretzki.
El Montblanc 1858 Iced Sea Automatic Date fue presentado en la feria Watches and Wonders 2022 que recién se celebró en abril pasado. Está disponible en tres versiones: esfera azul, verde y negra. Cada ejemplar le debe su esencia a los distintos tonos de hielo de los glaciares y, por supuesto, a su conexión con el mundo natural.
El azul es por los glaciares en el Mar de Hielo del Mont Blanc, que debe su tonalidad a las burbujas de aire que se solidifican en su interior. El verde es por el tono de la Antártida, que por la presencia de algas de nieve microscópicas adquiere ese perfil. El negro se forma cuando no contiene burbujas de aire, por lo que absorbe suficiente luz para lograr una negación de color, o bien, por los depósitos de cenizas volcánicas en su estructura, un fenómeno común en las regiones polares.
“El modelo de carátula azul resulta impresionante y ha sido uno de los más elogiados, tanto que lo hemos elegido para hacer toda nuestra comunicación hacia los clientes. Sin embargo, si tuviera que elegir personalmente un favorito, creo que el negro sería mi elección por la elegancia moderna que transmite. El verde, por su parte, créeme que será muy especial entre los coleccionistas”, asegura el líder de la firma.
Además de las impresionantes esferas heladas de este modelo, su versatilidad se extiende a toda la propuesta. El reloj incluye un brazalete intercambiable de acero inoxidable con doble hebilla desplegable. Es fácilmente reemplazable por uno de caucho con un solo movimiento, sin la necesidad de utilizar una herramienta especial o llevarlo a la boutique. Y no sólo es intercambiable, sino que se ajusta a la muñeca fácilmente, aún sobre un traje de buceo. Tanto el acero como el caucho son materiales perfectos para el Montblanc 1858 Iced Sea Automatic Date gracias a su resistencia al agua salada.
Por su naturaleza deportiva, este ejemplar fue creado para ser confiable en todo momento como lo demuestra la incorporación de SuperLuminova blanca en las agujas, los índices y el punto a las 12 horas que brilla en un tono luminiscente, en armonía con la temática del glaciar en condiciones de poca luz.
Su espíritu aventurero se refleja también en la caja de acero inoxidable de 41 mm con bisel de cerámica unidireccional, con granallado en azul bicolor.
El reverso muestra un iceberg y un buzo que explora las gélidas aguas, y fue grabado con una técnica poco habitual para superficies tan pequeñas que utiliza láser para darle profundidad y realismo. El Montblanc 1858 Iced Sea Automatic Date late gracias a un movimiento automático que muestra las horas, los minutos, los segundos y la fecha en una pequeña ventana situada a las 3 horas. Cuenta con una reserva de marcha de aproximadamente 38 horas y fue sometido a prueba por más de 500 horas que garantizan su resistencia a golpes, agua (300 metros), campos magnéticos y temperaturas extremas. Se entrega en un estuche reciclado de acero inoxidable y ya está disponible en todas las boutiques de Montblanc.
“Este reloj se convertirá en un jugador importante dentro de la colección 1858. Tengo que decirlo, meternos a crear un nuevo reloj de buceo no fue fácil pero no lo hicimos sólo para tener un modelo en esta categoría. Montblanc es mucho más que eso. Decidimos crear esta pieza porque tiene una fuerte conexión con la naturaleza, la exploración, los glaciares y la aventura, con una historia que forma parte del ADN de nuestra marca”, asegura Baretzki.
Hay que admitir que tiene razón: el Montblanc 1858 Iced Sea Automatic Date cuenta una historia que revive la aventura que impulsa a la marca en cada creación. Es un homenaje a la naturaleza en su forma más pura y auténtica, esa que quita el aliento y nos invita a conquistarla.