Renovarse o morir. Ese ha sido el leit motiv de la firma de Alta Joyería francesa, Cartier, para crear su obra más reciente en Ciudad de México y demostrar, una vez más, que si alguien sabe de sofisticación es la firma de la pantera.
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En esta ocasión, lejos ha quedado esa primera propuesta de la Maison en la que se enfocaba en una paleta de tonos beige y cafés, logrados, sobre todo, por las pieles y maderas oscuras que inundaban el espacio de las boutiques Cartier.
Ahora, la iluminación se apodera del lugar y son las formas orgánicas y femeninas las que imperan para dar a cada boutique un concepto más sofisticado que rompe con los códigos que tenían antes.
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Para lograrlo, el equipo de Cartier Internacional trabajó durante más de un año y medio con el famoso arquitecto, escenógrafo y diseñador galo Bruno Moinard. ¿El resultado? Un espacio espectacular que presume el nuevo concepto de diseño de la Maisony que, además, es el primero en toda Latinoamérica.
Muy mexicana
Una obra que puede presumir también de entender a la perfección el contexto en el que se encuentra, y es por eso que funge también como un homenaje al afamado arquitecto mexicano Luis Barragán. A través de no sólo una paleta de colores en la que brilla con luz propia el amarillo, sino que también busca ser un lugar entrañable y acogedor porque en el sur de la Ciudad de México se ‘compra en familia’.
De ahí que la tienda cuente con espectaculares sillones para que la experiencia sea completa para todos sus miembros.
En cuanto a la colección, la boutique de Artz Pedregal cuenta con casi todas las piezas. Desde la inolvidable joyería que ha hecho soñar a tantas mujeres, hasta bolsas, fulares y lentes… Sin olvidarnos, por supuesto de los relojes, piezas exquisitas que han enamorado a todos por igual desde 1847.