Surgiendo desde el mar Tirreno entre el continente de Italia y Córcega, las montañosas Islas Toscanas ofrecen excelentes fondeaderos cerca de la costa, ideales para nadar e incluso planear algún paseo por tierra, donde hay mucho por explorar.
Son innumerables las atracciones culturales e históricas de la región y muchas son apreciadas por los amantes del lujo, pero también para los que aprecian la arquitectura y las bellas artes.
Además de coincidir con los extraordinarios tesoros de la historia, el viaje también se puede acompañar con visitas a algunos de los mejores productores de vino de la Toscana.
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En los parajes de Puccini
Los invitados se unirán al barco en el puerto de Viareggio, distante a 21 kilómetros del aeropuerto de Pisa.
Por tratarse de la provincia de Lucca, tierra donde nació el más relevante compositor de ópera de la península, Giacomo Puccini, considerado entre los más grandes de fines del siglo XIX y principios del XX, los visitantes hallarán muchas cosas relativas a él.
Es así que en el porticciolo hasta se puede encontrar a las crews cantando por los altavoces a su llegada. Puccini vivía y trabajaba en la cercana Torre del Lago y su casa está abierta al público. Para los fanáticos de Madame Butterfly, La Boheme o Tosca, el Festival Puccini se celebra de junio a agosto, cada año.
Es posible que a su llegada desee simplemente instalarse a bordo, pero si tiene la energía, diríjase a la ciudad, que es un balneario de principios del siglo XX, digno de conocer.
Es el lugar donde la clase media adinerada del norte de Italia solía invadir durante los meses de verano. Hay diez kilómetros de playa, donde el yate podría partir a primera hora de la tarde para almorzar en algún lugar de Forte dei Marmi, ya sea a bordo, o en un restaurante de la costa como la Ostería Del Mare.
Rumbo a La Spezia
El recorrido sigue al norte, a dos horas de distancia, para pasar la noche en Porto Lotti Marina, en el puerto de aguas profundas, La Spezza.
Construido justo en medio de un tramo encantador de la Riviera de Liguria y es la base de amarre ideal para visitas a Portovenere y Porto Cinque Terre. Por la mañana, se podrán practicar deportes acuáticos y emprender excursiones por la tarde.
Los cinco encantadores pueblos costeros de Cinque Terre (Monterosso al Mare, Vernazza, Corniglia, Manarola y Riomaggiore) forman parte del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Algunas aldeas solo son accesibles a pie o en tren por tierra, por lo que llegar en barco es una clara ventaja.
En el extremo más al sur de la Riviera di Levante se encuentra Portovenere, que posee un puerto bordeado de casas altas del siglo XII pintadas de colores vibrantes con estrechas callejuelas que conducen al castillo. Lord Byron escribió sus famosas peregrinaciones de Childe Harold en Portovenere, al cual se las atribuye como relato autobiográfico.
Una gruta situada en la base del acantilado lleva su nombre, luego de su exitoso nado a través del Golfo de La Spezia para llegar a San Terenzo, donde fue a visitar a su compañero amigo y poeta, Shelley.
Isla de Elba
Durante la noche, en navegación crucero, el periplo llegará a la isla de Elba (a 150 kilómetros de distancia) arribando a tiempo para el desayuno.
La isla de Elba, donde Napoleón Bonaparte se exilió en mayo de 1814, se encuentra en el mar de Liguria y es la isla más grande del archipiélago toscano. Con aguas cristalinas, una costa bordeada de acantilados y magníficas calas, se aprecia mejor desde una base en el agua desde donde podremos disparar un dron para obtener magnificas tomas aéreas de la costa.
Portoferraio, la capital de Elba, significa “puerto de hierro”, un testimonio de sus depósitos del mineral, que fue extraído por los etruscos y les permitió afirmar su dominio en Italia.
Aunque Bonaparte solo pasó 10 meses allí (de mayo de 1814 a febrero de 1815), no perdió el tiempo ya que dejó su huella con nuevas carreteras y obras cívicas. Su antigua residencia oficial, la Villa dei Molini, se encuentra en el lado mar adentro de la Piazza Napoleone.
Aunque el emperador murió en la isla de Santa Elena, todavía se celebra misa todos los años en Portoferraio en el aniversario de su muerte.
Ya dentro de la isla, a unos seis kilómetros tierra adentro desde el puerto de hierro, llegará a la Villa San Martino, que servía como residencia de verano del emperador.
A bordo hacia Isola del Giglo
Abandonando en la noche Portoferraio y Capoliveri, con proa rumbo al sur, el recorrido continuará en la mañana en las inmediaciones del archipiélago toscano para arribar a la isla o Isola del Giglio.
Allí es ideal para los que anhelan relajarse en arenas doradas de sus orillas vírgenes, un espléndido aislamiento en la ciudad de Giglio Porto, que se esboza dominada por una torre de vigilancia de piedra construida por los Medicis.
Más al oeste, la pequeña isla de Montecristo en forma de pirámide está compuesta de granito gris rosado.
En tierra en Cala Maestra, es posible ver el único edificio de la isla, Villa Watson-Taylor, rodeado por los pocos árboles que habitan la isla.
Noche en Porto Ercole
Desde Giglio Porto es un breve crucero a Porto Ercole en la península de Monte Argentario, donde los viajeros pasarán la noche.
Porto Ercole es una pequeña joya de ciudad enclavada en la punta y está envuelta por un manto de hermosa arena y playas rocosas. Es una base ideal para realizar excursiones por las ciudades cercanas de Siena, Tarquinia y San Gimignano.
Desde hace mucho tiempo, Porto Ercole fue un antiguo pueblo de pescadores, como gran cantidad de los que adornan la bella geografía costera italiana, conocida por sus puertos deportivos, además de ser refugio para la navegación y los deportes acuáticos.
Toda la ciudad está dominada por una fortaleza (la Rocca), que se cierne sobre el puerto y la bahía diseñada por Giovanni Camerini, donde se pueden disfrutar numerosas ofertas gastronómicas de comida de mar como La Sirena, en la Vía Caravaggio.
Entre los lugares destacados dentro de las murallas de la ciudad se incluyen el Palazzo Consani del siglo XVI y la antigua iglesia parroquial de San Erasmo.
Si prefiere la relajación a la alternativa cultural, se puede optar por un picnic en la playa. Por la tarde, saldrá de Porto Ercole para fondear frente a la pequeña isla de Giannutri y pasar la noche (aproximadamente a 40 kilómetros al sur) antes de la última parada en Roma.
Llegada a Roma
Extendida sobre siete colinas legendarias, Roma era uno de los grandes centros del mundo antiguo. Su comienzo está envuelto en leyendas y su desarrollo está lleno de intrigas y luchas.
Después de amarrar en el puerto deportivo de Porto Turistico di Roma, recorrer la costa de Ostia, o bien trasladarse a Roma en busca de las mejores tiendas italianas en los bulevares arbolados salpicados de cafés y fuentes al aire libre.
Para darse un gusto, en plena capital italiana, reserve mesas en el restaurante Quizi e Babrieli para disfrutar del mejor marisco de Roma o bien hospedarse en La Posta Vecchia, en Palo Laziale, que es una villa del 1600 para disfrutar del auténtico encanto de la costa romana.