A un paso de las vacaciones familiares de diciembre, te queremos proponer una escapada de fin de semana a un hotel sólo para adultos que te renovará y recargará de energía: Hyatt Zilara Cancún, un all inclusive que ofrece las tres “D” básicas que necesitas: descanso, desestrés y diversión.
Por supuesto, nosotros hicimos una visita, justo durante este periodo de tiempo (dos noches, tres días) y es apenas lo suficiente para tener una probadita de lo mucho que ofrece este resort, del cual no querrás salir y en el que podrías permanecer mucho más, teniendo siempre algo diferente qué hacer.
Un recibimiento muy mexicano
Llegamos y lo primero con que nos recibieron fue una cata de destilados nacionales maridados con moles, una inmejorable forma diría yo de abrir el apetito, previo a la comida.
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Se habló, desde luego, de las notas de cata, pero más allá de eso, los expertos que dirigieron de forma muy amena esta actividad resaltaron el origen, la historia y hasta las leyendas que giran en torno a bebidas tan emblemáticas como el tequila y el mezcal que no terminan nunca de sorprendernos, para muestra el mezcalito rosa que tuve oportunidad de degustar. Y ni qué decir de los moles, que convirtieron mi plato en la paleta de un pintor al ir del negro al amarillo y el rosado, entre otros colores y sabores. Toda una experiencia multisensorial, ¡y apenas íbamos llegando!
Para comer nos inclinamos por algo de corte más internacional: el buffet del restaurante Spice, que cuenta con una variada oferta en la que no falta las opciones más confiables (cortes, pizzas, pastas, ensaladas…) combinadas con platillos de especialidad. Incluso, este lugar cuenta con una estación de cocina gourmet y noches temáticas que lo hacen más flexible todavía.
Para recibir la noche, llegó la visita obligada al Sky Gym. Y no para bajar lo que se había comido, sino para acompañar la puesta del sol con impresionantes vistas a la laguna de Nichupte y un ritual de meditación guiada que te desconecta durante una hora de la realidad y te recarga de energía.
El cierre de la jornada fue tan mexicano como el comienzo con una cena en María Marie, uno de los restaurantes de especialidad del Hyatt Zilara Cancún que ofrece una deliciosa muestra de la culinaria nacional en una atmósfera igualmente muy local que recuerda a una hacienda, pero que está intervenida por coloridos murales con escenas y personales de mucha tradición.
Y de allí pasamos a Cantina La Adelita, cuyo nombre ya nos da una idea de qué va, creo yo, donde se ofrece una interesante variedad de cervezas y cócteles elaborados, con qué más, sino con tequila y mezcal. El cierre perfecto de un ciclo con sabor muy mexicano.
Un día de descanso en Hyatt Zilara Cancún
Al día siguiente, un hermoso gazebo, donde comúnmente se ofician bodas, fue el escenario perfecto de una relajante clase de yoga con vista al mar.
Desayunamos algo ligero en La Casa del Café donde se ofrece capuccinos y espressos premium preparados al instante, acompañados de deliciosos postres, como pasteles, panadería recién horneada, helados, bebidas frías como frapuccinos y opciones de aperitivos salados como sándwiches y croissants.
Esta fue la antesala de nuestra visita a Zen Spa, 2,000 metros cuadrados de relajación distribuidos en 11 salas para tratamientos, lounge con terraza y un amplio circuito de hidroterapia donde nos preparamos para vivir un ritual maya llamado Tzolkin.
Una experiencia holística que consta de un tratamiento corporal energizante y antioxidante, ideal para drenar el cuerpo, eliminar toxinas y estimular la circulación. Seguido de un masaje relajante combinado con puntos de acupresión y piedras de obsidiana para liberar la energía, relajarse y recuperar el equilibrio.
La comida fue de frente al mar, en Punta Vista un restaurante con una exquisita selección de mariscos frescos preparados al estilo fusión caribeña, ideal para disfrutar la brisa en un ambiente relajado y exclusivo.
El cierre, por la noche, fue espectacular. Y es que es literalmente eso, un espectáculo, lo que se ofrece en las mesas de teppanyaki de Asiana, el restaurante de gastronomía asiática del resort. Malabares, fuego y mucha comida conforman esta experiencia que nos dejó listos para ir a descansar.
La despedida
En nuestro último día tocó disfrutar de la habitación a la que bien le podríamos haber dedicado toda una jornada completa.
Después de activar el cuerpo con una divertida clase de pilates en el Sky Gym, pedimos el desayuno a la habitación.
De las más de 300 suites con las que cuenta Hyatt Zilara Cancún nos hospedamos una Swim-Up de casi 80 metros cuadrados y dos niveles, con piscina semi-privada, como sugiere su nombre y por supuesto, amplias terrazas y balcones con una vista increíble al Mar Caribe, lujosas amenidades de baño, minibar, cafetera y una exclusiva cabaña asignada en la playa, de la cual hicimos uso desde luego, disfrutando de unas mimosas.
Antes de partir volvimos al spa a vivir otra interesante experiencia: un Taller de Alquimia donde se puede crear tu propia mascarilla, aceite esencial para el cabello o loción corporal a partir de una selección individual de aceites de aromaterapia e ingredientes orgánicos. Yo volví con mi propia loción como souvenir.
Al final, si estás tan poco tiempo como nosotros, aproximadamente 48 horas nada más, lo que sigue en el itinerario es hacer una reservación para volver y disfrutar de todo lo que no se pudo disfrutar, porque, de verdad, hay mucho más y lo puedes descubrir en este enlace.