Puente Romano Beach Resort, en Marbella, es un destino sibarita por excelencia
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En la costa sur de Andalucía, entre el centro de Marbella y Puerto Banús, existe una zona residencial que es sinónimo de lujo y exclusividad. La conocen como la Milla de Oro y es el hogar de Puente Romano Beach Resort, un conjunto a pie de playa con la estética clásica de un pueblo andaluz (blancos edificios que enfatizan el azul del Mediterráneo, colores cálidos en los tejados, paredes encaladas y azulejos pintados a mano) y un puente romano construido en el siglo I —del que toma nombre—. Ahí, los viajeros podrán disfrutar de suites y villas con jacuzzis, terrazas y saunas privados, y más de 100 experiencias de entretenimiento (equitación, deportes acuáticos, golf, paseos en bici, tres albercas al aire libre, cancha de tenis) y relajación —su Six Senses Spa ofrece una variedad de tratamientos faciales y corporales—.

Pero el encanto del hotel encuentra uno de sus puntos más fuertes en la mesa. El programa gastronómico es envidiable: sus 14 restaurantes permiten probar lo mejor de las cocinas del mundo; en sus instalaciones se encuentra el primer Nobu que el reconocido chef Matsuhisa abrió en la península ibérica y en donde es posible degustar sus platillos estrella —desde omakases o tartar toro con caviar, hasta wagyu japonés— o dejarse consentir el paladar con nigiris, sashimis y las famosas cajas bento que te pueden llevar directamente al camastro de playa.

El sabor mediterráneo no se queda fuera: en Serafina, los chefs Marco y Carlo Morelli preparan lo mejor de la cocina italiana con toques contemporáneos, y en Pizza Romano se presentan los sabores de las pastas y salsas italianas.

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El steakhouse Leña pone frente a los comensales platillos al grill, como el tartar de res con puré de piña rostizada, ternera, cerdo ibérico o un grandioso Tomahawk con salsa béarnaise o foyot; en SeaGrill los ingredientes más frescos explotarán con aromas ahumados proveniente del horno tandoori o de la parrilla de carbón.

Los platos “sin culpa” con recetas saludables y ligeras vienen de la mano del Rachel’s Eco Love, Lag Om! Café y Celicioso —este último, 100% libre de gluten— que ofrecen wraps, quiches, ensaladas, menú de jugos funcionales, además de repostería y panadería bajas en azúcar.

El viaje culinario llega hasta oriente con Thai Gallery, el lugar para los amantes de la cocina tailandesa, con opciones clásicas como la sopa Tom Kha, los curris y los noodles. Y como propuesta más innovadora, la carta de El Chiringuito fusiona platos orientales con gastronomía mediterránea y andaluza, esto mientras un DJ hace sonar sus mejores beats.

Bibo, el proyecto del chef Dani García, es el entorno perfecto para tapas, un raw bar con ostras y mariscos frescos, pizzas al horno y ensaladas, mientras el ambiente tropical de Monkey Club sirve un menú ecléctico que juega con sabores de comidas internacionales, como el carrete de cordero al estilo tajine con couscous y verduras, o el salmón estilo teriyaki.

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La diversión casual está garantizada también. En Supperclub hay shows en vivo, música variada y cocteles al por mayor; La Plaza, una terraza al aire libre en el corazón del Puente Romano Beach Resort, marida bocadillos andaluces o snacks con música en vivo y coctelería clásica; Les Jardins, bajo el puente romano, pone en escena aperitivos nocturnos como tablas de jamón ibérico o caviar; Joe’s Bar se distingue por tener un amplio menú de sake y mixología de autor; y para la fiesta, La Suite, un club nocturno cuyas mesas VIP están llenas de botellas de champagne.

Con su amplia oferta, Puente Romano Beach Resort demuestra cómo deleitar todos los gustos dentro y fuera del plato.