Pensar en unas vacaciones idílicas en la playa involucra ciertos elementos que, para quienes saben viajar, no son negociables: tranquilidad, relajación, comodidad y ante todo exclusividad. Por esto, no es sorpresa que haya un hotel que ha permanecido 60 años al tope de las listas de quienes buscan estos atributos.
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La popularidad de Acapulco ha hecho que quienes aman el lugar se refugien en casas privadas y hoteles boutique, esperando tener el puerto solo para ellos. Y quienes buscan una mezcla de ambos –la privacidad del hogar con todas las comodidades de un hotel– han encontrado por décadas el lugar perfecto: Las Brisas Acapulco.
Situado al tope de una colina con vistas espectaculares, por un lado del Pacífico abierto y por otro de la bahía, una serie de casitas privadas con coloridos techos en rosa mexicano se acomodan una a una. Se trata de pequeños chalets independientes que cuentan con alberca privada o compartida, perfecta para grupos grandes que desean pasar el día juntos. Pequeños jeeps a juego con la cromática del lugar transportan de arriba a abajo a los huéspedes de sus bungalows a diferentes áreas del complejo. Algunas de las preferidas son el Sunset Bar, desde donde pueden verse los atardeceres más espectaculares en un mirador abierto y de diseño minimalista y el restaurante Bellavista, favorito de huéspedes y visitantes por igual.
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Los amantes del mar tendrán un spot favorito: La Concha, el club del playa al que se accede sólo por medio de una van privada, que cuenta con una alberca de agua salada conectada directamente con el océano.
No es casualidad que el hotel haya sido el refugio de personalidades de la talla de Carlos de Inglaterra, Barbra Streisand, Ringo Starr y Morgan Freeman, entre muchos otros. En constante renovación y viendo hacia el futuro mientras se mantienen fieles a su estilo que recuerda al Acapulco dorado, el hotel se mantiene como el estándar superior en el puerto y continúa complaciendo a quienes buscan la máxima exclusividad.