Bajar de una pendiente, ir por terrenos complicados o desafiar la gravedad en enormes rampas, los límites no existen en el BMX y solo basta ver la última hazaña del ciclista y atleta de Red Bull, Kriss Kyle, sobre un skatepark nada convencional para comprobarlo.
Llevando este intrépido deporte a una nueva altura, literal, llegó al cielo el primer skatepark flotante del mundo, el cual, suspendido de un globo aerostático a más de 600 metros de altura, fue el escenario para que el profesional originario de Escocia diera cátedra de su habilidad sobre dos ruedas.
Crear el skatepark fue una hazaña de ingeniería en la que Kriss Kyle trabajó de la mano de Red Bull Advanced Technologies, el brazo tecnológico del equipo de Oracle Red Bull Racing Formula One, para diseñar el tazón en fibra de carbono único.
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Se trata del mismo material compuesto que se usa en un coche de Fórmula 1 y al cual también se le aplicó la experiencia que tienen en aerodinámica, simulación y modelado. Esto se combinó con las capacidades de Cameron Balloons para diseñar y crear uno de los globos aerostáticos operativos más grandes del mundo.
Por supuesto, no solo se necesitaba de toda la habilidad técnica y tecnológica para que este proyecto despegara, también se requería de condiciones climáticas muy específicas para que un globo aerostático seis veces más grande que uno convencional pudiera transportar un recipiente BMX de 1.7 toneladas en el cielo.
Se requirió de una rara combinación de alta presión atmosférica, condiciones frías y secas, junto con velocidades del viento en la superficie de menos de 3 mph.
Kriss tardó casi tres años de planificación, espera y observación del clima para finalmente realizar sus ambiciones de andar en su BMX a más de 600 metros de alto.
El ciclista desafió su miedo a las alturas para cabalgar contra reloj y en una obra maestra de precisión. Kriss utiliza su estilo de condición único, pensamiento rápido y años de experiencia para maniobrar en un espacio compacto, sin lugar a errores.
El proceso y detrás de escena quedó inmortalizado en un documental, así como espectáculo en el que Kriss realizó una variedad de trucos, luchando contra un paracaídas muy pesado y el bowl moviéndose y rebotando como nunca lo había hecho.