Vino hecho en vasijas de barro, solo Bodegas Domecq lo podía hacer realidad

En el Valle de Guadalupe se encuentran las Bodegas de Domecq, las cuales han dado a conocer uno de sus secretos mejor guardados y el que hace que su vino sea una delicia al paladar: la vinificación se hace en vasijas de barro del siglo XVII.

Durante 8 meses el vino se añeja en estas vasijas de barro, para luego pasar otros 14 meses en barricas de roble francés, un proceso que crea un vino único, elegante y que sin duda es una experiencia inolvidable para quien lo disfruta.

El proceso inicia con la separación de la uva y el raspón, pasos que son parte del ritual y que finalizan en el traslado a las tinajas de barro cocido, donde lentamente irán fermentando. Dichas vasijas de aproximadamente 4 metros de altura son traídas desde La Mancha, España, hace más de 70 años.

Cortesía Bodegas Domecq

Aunque no son pioneros en esta técnica, Bodegas Domecq ha retomado esta antigua técnica que en el pasado se llevaba a cabo en tres vasijas, un proceso que dota al vino de una oxigenación diferente para aportar nuevos matices.

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La micro-oxigenación natural que se da por la porosidad que tiene una vasija de barro logra que la fijación de los componentes claros que le dan longevidad al vino.

Su delicioso sabor proviene también de sus racimos provenientes de las plantas de mayor edad, los cuales son seleccionados cuidadosamente a mano para darle vida a un Cabernet Sauvignon que ha tenido una adaptación perfecta, en parte por los días cálidos que ayudan a que alcance un punto de madurez adecuado.

Cortesía Bodegas Domecq

Todo un proceso después se sirve un vino de Domecq con aromas que nos recuerdan a los frutos rojos, notas florales y al oxigenarse un costado ligeramente cítrico como de lima y mandarina. El sabor en primer contacto es suave, de tanino redondo y aterciopelado.

¿Con qué maridarlo? Este es un vino que va perfectamente con ahumados, carnes, chocolate, postres, quesos maduros, embutidos ibéricos, pates y pulpo.