Más allá de las polémicas que su presentación mundial en el Festival de Cine de Cannes nos dejó, Don’t Worry Darling nos transporta a un escenario de la década de los 50s con una estética limpia y por supuesto los autos clásicos más impresionantes.
La cinta de Olivia Wilde, protagonizada por Harry Styles y Florence Pugh, representa un thriller psicológico sobre un universo “perfecto” de los años 50.
Haciendo a un lado la trama, esta es una película con un aspecto y estética muy atractiva en el que cada detalle se ha cuidado. Incluido el atractivo visual que solo los autos pueden aportar para ilustrar la grandeza de la época.
Video Recomendado
Las joyas automotrices de Don’t Worry Darling
Uno de los primeros modelos que se muestran en la película y que incluso podemos apreciar en una escena especial haciendo trompos en el desierto, es el T-bird, relativamente discreto para un auto de los 50, pero con un motor V8 de 4.8 litros que lo hizo sobresalir.
Un deportivo que complementa a la perfección el estilo de vida relajado, sofisticado y divertido, acompañado de vasos de whisky y música que Don’t Worry Darling muestra en sus primeros minutos.
Chevrolet Bel Air 1957
El nombre de este ícono de la industria automotriz americana nos evoca al instante una de las zonas residenciales más valiosas y doradas de Los Ángeles, que retrata totalmente la esencia de Victoria –ciudad en la que se desarrolla la historia– con sus días soleados, palmeras y cocteles en la mano.
Este modelo conquistó muchos bolsillos por su amplia paleta de colores y su gama cada vez más poderosa.
Chevrolet Corvette 1953
Wilde y su producción eligieron este modelo para ser uno de los principales protagonistas que acompañan la trama de la cinta y nos reflejan el ascenso de Jack, el personaje de Harry Styles, dentro de la sociedad.
Considerado como el auto deportivo de Estados Unidos, el Corvette apareció como concepto en la exhibición Motorama de 1953 de General Motors y se fabricó seis meses después.
Fue el primer auto en usar paneles de fibra de vidrio con un diseño cautivador gracias a su parrilla cromada, luces traseras con boquilla a chorro y amplias curvas, aunque su potencia se limita a los 150 bhp.
Studebaker Champion 1950
Por último, pero no menos impactante, Don’t Worry Darling nos muestra también uno de los pioneros de la grandeza automotriz americana, pues a la firma se le atribuye el primer campo de pruebas de automóviles a medida.
En la cinta apreciamos la versión coupe con una deslumbrante ventana trasera que desemboca en una parte trasera suavemente afilada.
Don’t Worry Darling ya se encuentra disponible en cines, con críticas negativas y favorecedoras por igual, te recomendamos darle un vistazo y formar tu propia opinión, para más detalles sigue sus redes sociales como @dontworrydarling