La capacidad de crear los descapotables con mejor rendimiento es una de las características de Bugatti que la hacen ser una firma automotriz venerada en cada rincón del mundo. A través de los años hemos visto cientos de muestras de su capacidad pero un nuevo capítulo se abre para que el W16 Mistral escriba su propia historia como el roadster definitivo.
Cuando se creía que los límites que Bugatti había establecido respecto a ingeniería, diseño y potencia eran imposibles de rebasar el propio fabricante marca un hito dentro de su historia con esta hazaña en forma de deportivo.
No hay ningún roadster como el Bugatti W16 Mistral
El W16 Mistral es sumamente importante para Bugatti es distintos niveles, comenzando porque es el primer roadster de la firma desde el lanzamiento de Veyron Grand Sport Vitesse estrenado en 2012, pero también cierra un importante capítulo al ser el último modelo de carretera propulsado por el legendario W16.
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Motivados por estas razones, y otras tantas más, se necesitaba crear un vehículo que llevara en su interior el pináculo y la excelencia absoluta de la ingeniería, mucho más que la reelaboración del Chiron que ya era reconocido por su eficiencia.
Aun cuando el coche no tiene techo su diseño e ingeniería es completamente a medida y pensado para que el monocasco rediseñado cree una silueta más redondeada que cumple con las estrictas normas de colisión.
Se tuvo que fusionar una serie de atributos de ingeniería como el rendimiento, la comodidad, seguridad, dinámica, manejo y capacidad de conducción.
Pero el verdadero reto era que todas estas circunstancias de diseño pudieran ir en consonancia con el objetivo de que el W16 Mistral alcanzara los 420 km/h de velocidad máxima y los 1,600 CV de potencia.
La clave estaba en crear una arquitectura lo suficientemente rígida y ligera posible, algo que significó el uso de materiales compuestos livianos de rendimiento ultra alto y estructuras complejas para minimizar la masa y al mismo tiempo aumentar la rigidez.
Con ello también se creó un nuevo sistema de admisión de aire y tomas por inducción de ariete ubicadas detrás de los reposacabezas teniendo en cuenta las rigurosas pruebas de seguridad en caso de vuelco.
Bajo el mantra ‘la forma sigue al rendimiento’ el nuevo diseño enriquece también la experiencia de la conducción del W16, enfatizando la orquesta que toca con el legendario tren motriz de 8 litros, creando una sensación auditiva inigualable.
El interior es también digno de admirar, con cuero tejido en los paneles de las puertas, palanca de cambios mecanizado a partir de un bloque sólido de aluminio y con una escultura que representa el ‘elefante danzante’ de Rembrandt Bugatti, una forma de honrar la tradición de la marca a través del arte ya sea en forma de escultura o del W16 Mistral.