Hoy en día Bugatti es conocida en todo el mundo como una de las firmas con los mejores diseños ingeniosos e ingeniería innovadora, esto se remonta a la creación de sus primeros modelos como el Bugatti Type 32 Tank que en 1923 sentó las bases para las innovaciones aerodinámicas del automovilismo.
Hace 100 años, un 2 de julio para ser exactos 300 mil espectadores se reunieron para disfrutar el Gran Premio de Francia y ver en acción a una variedad de autos de carrera de vanguardia. Sin embargo, el modelo que atrajo la atención y no solo por su peculiar forma, sino también por ser una audaz máquina fue el Tank.
La revolucionaria historia del Bugatti Type 32 Tank
Como con cualquiera de sus creaciones, a la hora de dar vida al Type 32, Ettore Bugatti se encontraba en la búsqueda de mejoras desafiando las convecciones, sin miedo a ir más allá.
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Lo que inmediatamente llamó la atención de este auto de carreras de la firma italiana fue el cuerpo en forma de ala inspirado en un avión, resultado de la convicción de Bugatti de que la aerodinámica avanzada tendría un papel cada vez más importante que desempeñar para mejorar el rendimiento de los autos de carrera.
Aunque debajo de aquella estructura que sumado a los remaches y pernos visibles le dio su apodo, el Bugatti Type 32 Tank se basaba en gran medida en el Type 30, con un motor de 8 cilindros y 2.0 litros que alcanzaba los 90 CV. Pero, el carenado inusual, la distancia entre ejes relativamente corta y la vía estrecha hacían que no se pareciera a nada más en la parrilla y causó revuelo entre los espectadores.
El auto marco una revolución en el mundo de las competiciones de motor gracias a su peculiar diseño pero también a sus numerosas soluciones técnicas de ingeniería innovadoras para la época. Tenía un chasis suspendido y frenos hidráulicos delanteros, mientras que una transmisión de tres velocidades y transeje inverso se sumaba a la sensación de aventura.
Como era de esperar, un automóvil tan poco ortodoxo, con una apariencia dramática destacó en la línea de corredores del GP francés que se limitaban a seguir las normas de diseño típicas para los deportivos de ese entonces.
En total, la firma construyo cinco Bugatti Type 32 Tank, de los cuales solo cuatro participaron en la carrera del Gran Premio de Francia que consistió en 35 vueltas al circuito 22,83 kilómetros en vías públicas. De estos cuatro autos, el más exitoso fue el pilotado por el francés Ernest Friderich, que finalizó tercero, completando la carrera en siete horas y 22,4 segundos a una velocidad media de poco más de 112 km/h.
A pesar de su corta carrera dentro de las competencias el Type 32 marco un antecedente para muchos modelos de pista, incluso de otras marcas, como el icónico Type 35 ganador de el Campeonato Mundial Grand Prix en 1926. El modelo de tanque represento una enseñanza para el equipo Bugatti, en especial el de que la eficiencia aerodinámica desempeña un papel fundamental y decisivo en los autos deportivos.
Hasta el día de hoy, el Bugatti Type 32 Tank sigue siendo reconocible al instante para muchos fanáticos del automovilismo y descansa hoy en el Musée National de l’Automobile en Mulhouse, Francia, e incluso se le puede ver compitiendo en ocasiones especiales como en las carreras históricas.