El champagne es una de esas bebidas naturalmente ligadas con los momentos de celebración desde hace siglos, tanto que en la antigüedad era reservada solo para la realeza y la alta sociedad. Con el paso del tiempo esta bebida burbujeante de Francia ha evolucionado y cada vez la vemos en más mesas, pero eso no significa que el arte de servir la copa de champagne perfecta haya cambiado.
Primero, un poco de contexto. Se cuenta que fue a finales del siglo XVII cuando un monje benedictino francés creó el método para fabricar lo que hoy conocemos como champagne o champán y en 1927 la denominación de origen de esta bebida se restringió al tipo de uvas tradicionales de Champagne, actualmente las principales varietales que se utilizan para dar vida a esta bebida son el pinot noir, meunier y chardonnay.
El hecho de ser una bebida con denominación de origen ya le da de por sí un toque de exclusividad y luego están efervescencia y burbujas, que suelen ser obra de la segunda fermentación en botella, así como del porcentaje de cada uva de las mezclas.
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Con todas estas características no podemos no tener cuidado al momento de servirlo, por eso aquí te enseñamos a dominar el arte de servir la copa de champagne perfecta.
Consejos para servir la copa de champagne perfecta
Lo primero que debes tomar en cuenta al momento de servir el champagne es evitar cualquier movimiento brusco que pueda agitar su contenido.
Como con el resto de los vinos, la temperatura es importante, en el caso del champagne lo ideal es de 5 a 7ºC para los jóvenes y de 8 a 10 ºC para los que tienen crianza, si es necesario seca con un paño.
Se toma la botella por el cuerpo, nunca por el cuello. La apertura de la botella puede intimidar un poco pero tranquilo, si procedes con suavidad todo saldrá bien. Comienza retirando el alambre y papel metálico utilizando la cinta de apertura.
Siempre sujeta firmemente el tapón y cuida que no esté apuntando directamente a alguien, pues la presión puede provocar que salga disparado como proyectil, sujeta el cuerpo de la botella y gíralo, para liberar suavemente el tapón.
Ahora, para servir la copa de champagne perfecta necesitamos la copa perfecta, el ancho de la base y la longitud del tallo, así como el diámetro de la apertura influyen directamente en el aroma y las notas que percibiremos.
Lo más importante es contar con un cáliz alto que permita que la espuma se eleve sin derramarse, aquellas que mejor acentúan las bondades de un espumoso son las sopladas.
Antes de servir la copa de champagne perfecta, toma unos segundos para dejar que el líquido respire y procede a verter delicadamente en la copa para no romper la burbuja, debe ser lento pero regular, evitando sobrepasar los 2/3 de capacidad de la copa y listo.
Finalmente, levanta tu copa de champagne, voltea a ver a la persona que tienes a un lado y viéndola a los ojos di: ¡Salud!