¿Cómo este Ferrari 250 GTO fue restaurado a su esplendor original de 1962?
Fotografías: Ferrari

Recordar es volver a vivir y hay joyas del pasado de la industria automotriz que vale la pena no solo recordar, sino rescatar y restaurar, esto pensó el equipo de artesanos de Ferrari Classiche al decidir devolver el icónico Ferrari 250 GTO a su esplendor original.

Fueron cuatro años de restauración intensa, en la que los técnicos del departamento Classiche trabajaron minuciosamente en la búsqueda de fotografías y documentos originales de la década de 1960 para devolver el decimoséptimo ejemplar, de los únicos treinta y seis que se fabricaron, a sus características iniciales.  

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Fotografías: Ferrari

La historia del Ferrari 250 GTO

Esta obra de arte alberga una historia cautivadora, desde que salió de Maranello en 1962 pasó a ser un ícono de las carreras, estar envuelto en un trágico accidente y ser apreciado por diferentes dueños.

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La historia de este Ferrari 250 GTO está relacionada directamente con Henri Oreiller, un corredor francés conocido como el “loco de las bajadas”, con solo 23 años se convirtió en el primer campeón olímpico francés en las laderas de St. Moritz en los Juegos Olímpicos de Invierno de 1948.

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Fotografías: Ferrari

Posteriormente, de la mano del empresario francés Jo Schleeser, Henri participó en el Tour de France Automobile de 6000 km en 1962 con nada más y nada menos que el Ferrari 250 GTO, con carrocería número 3851 GT, recién salido de Maranello.

La berlina obtuvó el segundo puesto en la competencia francesa, pero lamentablemente, tan solo dos semanas después en otra carrera, Oreiller perdería el control y tendría un accidente que le costaría la vida y cambiaría la historia del auto.  

Schleeser llevó el 250 GTO de regreso a Maranello, donde fue reparado y pintado en rojo para después venderse a Paolo Colombo, un piloto aficionado de las escaladas de montaña.

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Fotografías: Ferrari

Después de un año el Ferrari 250 GTO fue vendido a Fabrizio Violati, un joven de una familia de empresarios que era aficionado de la firma del Cavallino Rampante y que conservó el modelo por años, siempre con su matrícula original MO 80586, hasta que tras su muerte fue subastado en 2014 como parte de su colección Maranello Rosso.

El afortunado comprador fue el empresario brasileño Carlos Monteverde, actual propietario que en 2018 encargó directamente al equipo de Ferrari Classiche la valiosa tarea de devolver al 250 GTO a su esplendor original exacto.

El proceso de restauración

Las características originales del Ferrari 250 GTO incluyen la carrocería metálica gris claro, un escape trasero doble y el morro rehecho.

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Fotografías: Ferrari

Debido a que cada uno de los ejemplares de este modelo fueron hechos a mano, cada GTO era único y tenía detalles diferentes, en parte por las solicitudes de los clientes y también porque los chapistas daban forma a la carrocería martillando láminas de aluminio sobre bancos de madera.

En el caso de este Ferrari, los faros no eran los Marchals de serie, sino que contaba con unos de Cibé, la marca francesa que patrocinaba al piloto Henri Oreiller. Las luces principales eran rectangulares, pero con un marco más sólido.

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Fotografías: Ferrari

Para los asientos se mantuvo la tela azul original y a nivel mecánico, el motor recibió una revisión completa que lo devolvió al clásico V12 de competición de 3 litros. El chasis, la suspensión, el eje, la transmisión y el sistema de frenos igualmente fueron tratados para devolverlos a sus características originales de 1962.

El resultado de cuatro años de trabajo representa una obra sobre ruedas que nos cuenta la gloria e historia del Ferrari de los 60s y que tras 45 años ha mantenido su potencia, así como la capacidad de cautivar a los grandes seguidores del mundo automotriz.