Con 100 años de historia Berger ya es mucho más que una marca, es una tradición que de generación en generación se ha consolidado como uno de los mejores joyeros del mundo. Poseer una pieza suya, incluso la más modesta, es un sueño que para muchos representa hacerse con la esencia misma del lujo.
Berger Joyeros vio sus inicios a principios del siglo XX, cuando Sr. Alex Elías Berger fundó en Ámsterdam un taller dedicado al tallado de diamantes. No mucho tiempo después era ya reconocido como uno de los mejores joyeros de Europa.
A razón de la Segunda Guerra Mundial, Elías Berger se vio obligado a emigrar a Cuba con sus hijos. Por supuesto su amor por las joyas no se quedó en el Viejo Mundo y terminó por convertirse en profesor de tallado de diamantes.
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Para Berger, México fue su tierra prometida. Puesto que su idea era llegar a Nueva York primero tuvo que mudarse a nuestro país, sin imaginar que aquí sería donde encontraría su mayor éxito. El joyero llegó el 16 de abril de 1943 y abrió un pequeño taller detrás del Zócalo, en la calle de Los Tabaqueros. Tiempo después la marca abrió una oficina en Madero y empezó a trabajar con piedras de color mientras negociaba con mineros de todo el mundo para hacerse de piedras preciosas.
Los hijos de Berger continuaron con el legado de su padre y, al sumarse al negocio, comenzaron a fabricar y diseñar piezas originales que vendían en exposiciones organizadas en el Museo Franz Mayer. Para 1987 la tercera generación Berger se sumó a la firma, consolidando a este como un imperio familiar.
Los nietos de Berger estudiaron diseño de joyería en el Gemological Institute of America ubicado en Los Ángeles y pasaron tiempo en India y Tailanda para aprender la técnicas de los joyeros orientales. Para cuando la marca abrió su boutique principal en Avenida Masaryk esta ya contaba con algunas de las piezas más distinguidas del mundo.
Durante su expansión, la firma comenzó a importar marcas internacionales como Cartier, Chopard, Rolex, Patek Philippe, Audemars Piguet y Bulgari, lo cual le consolidó no solo como un experto en joyería, sino también en relojes y fragancias.
La dedicación y talento de la familia Berger a convertido el alguna vez modesto negocio en un emblema de sofisticación y clase en México. Sin duda, su extensa historia promete que la marca se mantendrá como una de las empresas líderes en materia de joyería y alta relojería durante años por venir.