Rolls-Royce inicia un nuevo capítulo en su historia, esta vez en el mundo de la aviación, en el que anteriormente solo había participado son sus motores, y al que introduce ahora su primer avión eléctrico desarrollado en conjunto con el equipo ACCEL: Spirit of Innovation.
Durante su vuelo inaugural, Spirit of Innovation se elevó por el cielo propulsado por un tren de potencia eléctrico de 400 kW (500 + hp) con el paquete de baterías con mayor densidad de potencia jamás ensamblado para un avión. Un paso más para obtener el récord mundial del avión y un intento de lograr que la industria de la aviación deje atrás la carbonización.
La hazaña aérea de Rolls-Royce
El avión despegó de Boscombe Down, del Ministerio de Defensa del Reino Unido, un sitio con una larga tradición de vuelos experimentales, y voló durante aproximadamente 15 minutos en los que se pudieron recopilar datos sobre el rendimiento, la potencia eléctrica y el sistema de propulsión de la aeronave.
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El programa ACCEL, abreviatura de “Aceleración de la electrificación del vuelo” incluye como socios clave a YASA, el fabricante de controladores y motores eléctricos, y Electroflight para la puesta en marcha de la aviación.
Warren East, CEO de Roll-Royce, dijo sobre el vuelo de Spirit of Innovation que están enfocados en producir los avances tecnológicos que la sociedad necesita para lograr descarbonizar el transporte por aire, tierra y mar y aprovechar la oportunidad económica de la transición a cero netos.
Para Rolls-Royce, este paso no se trata solo de batir un récord mundial, sino de brindad tecnología avanzada de batería de propulsión que puede tener aplicaciones para el mercado de la movilidad aérea urbana y puede aportar a hacer realidad el ‘jet zero’.
El fabricante ya ofrece a los clientes sistemas completos de propulsión eléctrica, ya sea en despegue y aterrizaje eléctrico -eVTOL- como parte de su compromiso hacia las emisiones netas de carbono cero después de unirse a la campaña Race to Zero de la ONU. Rolls-Royce espera garantizar que sus productor sean compatibles con la operación cero neto para 2030 y que todos sus productos lo sean para el 2050.