El hielo es el maestro: Porsche desafía tus habilidades como conductor

Porsche te enseña a conducir al límite con seguridad con un entrenamiento en un entorno gélido a bordo de uno de sus autos deportivos.

Los motivos para que un auto deportivo nos seduzca pueden ser varios: sus formas puras, su sonido abrumador o incluso su mera existencia; en general, su objetivo principal es ofrecer emociones al generar altas velocidades en tiempos muy cortos.

Los límites físicos de un auto como el legendario Porsche 911 están mucho más allá de todos aquellos que no pasamos nuestros fines de semana luchando por unos cuantos metros a la entrada de una curva dentro de un circuito, mientras una multitud enardecida sigue sus acciones.

La vida cotidiana durante esa gran parte del año que en países como Canadá conocen como invierno presenta las condiciones ideales para un entrenamiento que resulta casi alienígena para quienes vivimos más cerca de la línea ecuatorial. Para quienes habitan zonas más cercanas al Polo Norte, sin embargo, conducir sobre hielo y nieve es cosa de todos los días.

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Con ello en mente, Porsche ha desarrollado una serie de cursos y eventos especiales bajo el sello Porsche Experience. Las posibilidades incluyen: recorrer parajes fascinantes alrededor del globo al volante de una de las maravillas motorizadas de la firma, con la Travel Experience; otra opción es explorar fuera de los caminos asfaltados, a terrenos más agresivos, con la Off-Road Experience; mientras que con la Track Experience tenemos la posibilidad de pulir nuestras habilidades como pilotos y adquirir nuevas, mientras conocemos y ponemos a prueba los límites del auto y —más importante— los nuestros. En esta ocasión, tuvimos la oportunidad de vivir la Ice Experience que, en mi opinión, resulta ideal para alcanzar un alto nivel de conducción y comprensión de los límites.

El circuito Mécaglisse se localiza cerca de Montreal, Quebec. Aquí, durante el invierno, pueden alcanzarse temperaturas que se encuentran por debajo de los -10 ºC. En verano, se imparten cursos en seco en este circuito asfaltado, pero, cuando llega la época más fría, la pista es rociada con agua para crear una sólida superficie de hielo aprovechando las nevadas, de modo que es el escenario ideal para el desafío al que acudimos.

La lógica indicaría que un Porsche 911 de última generación (código 992), con su motor de seis cilindros horizontalmente opuestos alimentado por dos turbos y 443 caballos de fuerza, no sería precisamente ideal para un suelo en el que apenas se puede caminar sin resbalar, pero eso es justo de lo que se trata.

Esta gélida aventura ofrece cuatro niveles, desde un curso básico de dos días hasta uno avanzado de cinco. En todos ellos, los experimentados instructores enfatizan la importancia de una buena posición al volante para mantener en todo momento un control adecuado del auto; lo relevante de la mirada al conducir, pues el auto irá hacia donde se dirija la vista; y enseñan a reconocer cuál de los ejes está perdiendo adherencia con el piso, todo a través de varios ejercicios.

La pregunta obligada es ¿para qué me puede servir aprender a conducir sobre hielo, si en mi entorno habitual no cae nieve, ni los caminos se congelan? La respuesta es simple: aquí todo ocurre a menor velocidad y así tenemos mucho más tiempo de sentir la pérdida de control y racionalizar los movimientos indicados por los instructores, de modo que se vuelvan instintivos con la repetición y la práctica; así, será mucho más fácil reaccionar correctamente en una situación límite en pavimento mojado o seco, pues los fundamentos son los mismos.

Al paso de las etapas del reto, conocemos el auto, aprendemos a guiarlo por donde queremos y a utilizar su gran potencia a nuestro favor al manipular y balancear el peso del 911 sobre sus ejes; por ejemplo, uno de los ejercicios es el Slalom, un zigzag donde debes esquivar conos, usando el acelerador para provocar que el eje trasero haga el giro perdiendo la suficiente tracción para apuntar el 911 hacia la salida del siguiente cono. En otra variante del mismo ejercicio, provocamos ese giro aplicando un toque a los frenos para plantar las ruedas frontales y que las posteriores derrapen ligeramente, dos técnicas muy útiles para comprender el comportamiento dinámico de un auto; todo con una explicación teórica de los instructores antes de abordar el auto y tomar el volante.

Como final del Ice Challenge, se realiza un circuito completo que combina todas las pruebas en un sólo recorrido, para comprenderlas en una situación más real.

Aparte de la posibilidad de conducir dos maravillas de la técnica automotriz, como los 911 Carrera S (tracción trasera) y Carrera 4S (tracción integral), es posible conseguir un entendimiento más profundo de las fuerzas que entran en juego cuando nos movemos sobre el camino, para ser conductores más seguros y hábiles, a la vez que aprendemos, insisto, sobre nosotros mismos y nuestros límites.

Diversión al volante de un Porsche 911, paisajes salvajemente hermosos y mucho aprendizaje, ¿Se puede pedir más?… Si somos francos, la respuesta es sí: podemos pedir al instructor la oportunidad de dar una vuelta más.

Video Porsche Ice Experience

Nota escrita por Carlos Matamoros .

porsche.com/iceexperience