Los aviones han existido desde la década de 1903, sin embargo, la nueva generación electrificada de aviones eSTOL se han ido ganando su lugar e incluso los lugares de aterrizado de campo corto que van desde los tejados en las grandes ciudades, hasta una tundra en Alaska.
La electrificación ha permitido construir aviones con capacidades que hoy en día ya no existen. Hoy en día un eSTOL puede tener 16 motores eléctricos en la aeronave y ser super eficiente, algo que probablemente uno con motores de pistón o turbina no podría.
Diseños como en el Airflow, con un sistema Virtual Tailhook, necesita solo 150 pies para el despegue, la mitad de la longitud de una pista típica de 300 pies. Eso permite que algunos techos de rascacielos y muelles del puerto puedan llegar a ser pistas de aterrizaje.
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Aunque ambos son libres de emisiones, este tipo de aviones será más eficiente que los VTOL eléctricos, pues estos consumen una gran cantidad de energía de la batería durante los despegues y aterrizajes verticales. Se espera que los aviones de despegue corto tengan un alcance significativamente mayor y una capacidad de carga adicional.
Si bien todo parece perfecto con los eSTOL aún hay un problema que resolver: las intensas fuerzas g generadas al aterrizar el avión en distancias tan cortas. Para reducir la tensión en los pasajeros, Metro Hop desarrolló un sistema que aplica un tope rodante medido a su tren de aterrizaje, o en palabras más simples limitaran la fuerza ejercida sobre los pasajeros, para que se sientan como en un ascensor que reduce la velocidad.
Cientos de empresas han comenzado a crear este tipo de aviones, con prototipos para dos personas que combinarán motores de combustión con un sistema de energía eléctrica. Incluso sus bocetos son tan elegantes y rápidos que son comparados como un Porsche 911 o un Cayenne.