Max Droog y su esposa Erica definen a las motocicletas bespoke que fabrican desde 2016 como “despiadadas, amenazantes e “implacables”. Presumen que son las más salvajes que hayan existido, en referencia a la estética postapocalíptica de estas dirt bikes, que las hace únicas y peligrosamente irresistibles. Y vaya que esto queda claro al ver la V2 Urban Fighter, uno de sus modelos más rápidos hasta la fecha.
Esta bestia se crea a partir de una Kawasaki Z900, aunque la transformación es tan extrema que prácticamente no quedan rastros del vehículo japonés, a excepción de su motor de cuatro cilindros en línea de 948 cc y 123 HP de potencia.
El estilo Droog Moto
El estilo de Droog Moto se caracteriza por las líneas agresivas y la eliminación de elementos que afecten la sensación de agilidad al montarla.
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Los componentes mecánicos están expuestos, lo que provoca la inquietante impresión de estar frente a una hambrienta bestia del futuro. El tanque de combustible es más grande que en otras Droog y luce un diseño radicalmente anguloso.
No tiene un faro normal, sino que en la placa frontal hay dos rendijas diagonales que dejan salir la luz LED. Las llantas no tienen rines comunes, sino discos sólidos que remarcan la ruda naturaleza todoterreno de los neumáticos Continental Twinduro de 18 pulgadas.
Otro leitmotiv de la marca es el color negro, aunque en esta moto la horquilla y la cadena tienen una tonalidad bronceada. En cuanto a su tecnología, la V2 Urban Fighter de Droog Moto ofrece diferentes modos de conducción y la posibilidad de ajustar tanto la suspensión delantera como la trasera, incluso en movimiento, para adaptarse a la forma de manejo del propietario; y está equipada con un moderno tablero digital en el que aparece toda la información relevante.
Droog Moto se asegura de que la experiencia de compra sea muy especial. Todo es en línea, así que el cliente se conecta con los representantes de la firma para definir las especificaciones. Cada moto se hace a la medida con una combinación de mecanizado CNC y partes hechas a mano, por lo que se puede configurar desde la suspensión hasta la altura del asiento, según las necesidades y preferencias del dueño.
Por ello, ninguna Droog es igual a otra. Producirla toma de seis a ocho semanas, y se puede entregar en cualquier lugar del mundo, acompañada por una owner’s box personalizada con casco o backpack, llave maestra y un libro que registra el proceso de manufactura. Todo garantiza que esta criatura sea única y a la altura de tus deseos.