Enzo Ferrari construyó un imperio y dejó un gran legado en el mundo de los superdeportivos, tanto en pistas, como en las calles. Hoy, su herencia sigue viva, brilla más que nunca, y están de manteles largos, no sólo por su aniversario número 70; sino por la celebración de los 30 años del F40, cuya fabricación comenzó en 1987 con motivo de la conmemoración de las cuatro décadas que, en ese entonces, cumplía la marca.
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A mediados de la década de los 80 se decía que se daría vida a un gigante llamado Evoluzione, una interpretación aerodinámica del 288 GTO. Sin embargo, la carrera de estos vehículos había entrado a una nueva era y dicho modelo sólo fungió como el parteaguas para la creación de un deportivo aún más especial: el F40.
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Cuando se presentó al mundo, el impacto fue desmesurado, lo que le dio el título de mayor elegancia y extravagancia; además, fue de los primeros vehículos en ser producidos en serie. Poseía un chasis modular de acero, una carrocería realizada con materiales compuestos y una silueta aerodinámica diseñada por Pininfarina; así como un motor de ocho cilindros longitudinal con doble turbo. Una maravilla para el universo de la velocidad.
Fabricado casi por completo con paneles de Kevlar y de carbono compuesto, tenía una suspensión de doble brazo oscilante independiente con amortiguadores hidráulicos y llantas Speedline de 13 pulgadas, calzadas con neumáticos Pirelli P-Zero 345/ 35ZR17. Asimismo, los discos de freno ventilados y perforados garantizaban una potencia mecánica superior de frenado.
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En cuanto a su mecanización, el motor con cuatro válvulas por cilindro y doble turbocompresor IHI con intercooler, desarrollaba una potencia de 478 CV a 7000 rpm, capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en tan sólo 4.1 segundos y alcanzar una máxima de 300 km/h.
Con todo ello para asombrar a conocedores, los dueños de los F40 cambiaban a menudo, dispuestos a pagar más de un millón de euros por el Cavallino Rampante. Así, alcanzó un estatus legendario.
Actualmente, 30 años más tarde, el prestigio del deportivo en el Panteón de Ferrari sigue completamente intacto. ¡Y cómo no estarlo! Si su ímpetu, estilo y espíritu, llaman la atención de todos los coleccionistas alrededor del planeta.
¡Felicidades! Da gusto celebrar la historia y el legado de los grandes.