El jet supersónico X-59 de la NASA, desarrollado con Lockheed Martin, se acercó un paso más al vuelo la semana pasada después ser sometido a pruebas en el túnel de viento. Bautizado como Son of Concorde, por el lanzamiento del avión comercial Concorde de finales de 1960, esta generación está diseñado para minimizar los golpes sónicos que obligaron al Concorde a recudir la velocidad sobre la Tierra.
El X-59 se construye en Skunk Work de Lockheen Martin en Palmdale, California. La NASA otorgó a la compañía aeroespacial un contrato de 247.5 millones de dólares para desarrollar el avión supersónico.
Son of Concorde fue diseñado con una nariz de 30 pies de largo que baja el estampido sónico cuando el avión pasa Mach 1. Eso debería permitirle alcanzar velocidades supersónicas poco después del despegue en áreas metropolitanas abarrotadas. El Concorde original tenía que mantenerse a velocidades subsónicas sobre las ciudades, lo que aumentaba los tiempos de vuelo.
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Se estima que una vez finalizado, el avión tenga 94 pies de largo, con una envergadura de 29.5 pies. Tendrá un peso máximo de despegue de 32,300 libras, con una velocidad máxima de Mach 1.5 (990 mph).
En agosto se mostró un poco acerca del proceso de ensamblaje, en donde se utilizaban piezas pretaladradas que se conectaban a orificios de sujeción de tamaño completo. Esto redujo significativamente el tiempo que se tarda en ubicar y ajustar las piezas, es algo así como la forma en la que se unen los Legos.
El X-50 solo tendrá espacio para un piloto sin pasajeros, pero la NASA planea desarrollar la tecnología supersónica ‘silenciosa’ de la aeronave para trasladarla a vuelos comerciales. El avión de la NASA está programado para realizar su primer vuelo a finales de este año, según la agencia, con la validación low-boom programada para el 2023.
Foto destacada: @nasaaero