Supernova ya no es solo el nombre de la explosión de una estrella, también será el de un hypercar de varios millones de dólares gracias a Pagani, pues la marca italiana acaba de presentar un nuevo y brillante Huayra Roadster BC que lleva el nombre de este fenómeno estelar y parece ser casi tan poderoso y luminoso.
El vehículo fue encargado por un acaudalado coleccionista canadiense, Olivier Benlouou de OB Prestige Auto, quien trabajó directamente con el CEO del creador de automóviles, Horacio Pagani, para crear Supernova.
El hypercar fue creado en fibra de carbono con un acabado en pintura oro rosa y la pieza central es la división del capó delantero estilo V que muestra el carbono de oro rosa y el tejido de carbono clásico.
El exterior del auto se realza con acentos de brillo dorado que adornan las curvas el convertible, como si de una estrella en el cielo nocturno se tratara. Si esto no es suficiente para ti, el hypercar también cuenta con ruedas Bronzo Chiaro con el mismo brillo de diamante.
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Contrario al exterior, el interior es discreto, pero eso no significa que no exude el lujo característico de Pagani. Cuenta con una sutil combinación de cuero color crema y un tartán personalizado en los asientos, junto con Alcantara negro en el tablero y diales de grupo dorados, sin embargo, la palanca de cambios se lleva las miradas pues fue elaborada con carbón laminado molido y madera de balsa.
Debajo del capó se encuentra un V-12 de 6.0 litros con doble turbocompresor de AMG que es capaz de entregar una potencia de 800 CV y 774 libras-pie de torque. Esto le da al auto, que normalmente pesa unas 2,755 libras, la capacidad de volar de 0 a 60 mph en aproximadamente 3.5 segundos y alcanzar una velocidad máxima de más de 300 mph.
El Huayra Roadster BC estará limitado a solo 40 ejemplares en todo el mundo. Cada automóvil tendrá un valor de 3.5 millones de dólares, lo que lo convierte en uno de los vehículos nuevos más costosos en las carreteras; si se agrega algo de personalización el precio de Supernova será algo más que astronómica, pero ese es el precio del estrellato.