El arte es libertad: Arnaldo Coen
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La capacidad de Arnaldo Coen para convertir lo visible en una experiencia intuitiva y evocadora, sumada a su inclinación por la experimentación con diversos soportes y medios, resulta innegable.

Su obra no solo se inscribe en lo pictórico, sino que también establece un diálogo con la escultura y la instalación, desafiando los límites de la representación y la materialidad. A lo largo de su trayectoria, ha explorado la fragmentación, la superposición y la interacción entre la luz y la sombra para crear piezas atemporales que invitan a una reinterpretación personal.

“El arte es libertad tanto para el espectador como para el creador. Considero que uno debe ser creativo frente a una obra, ir más allá de la  intención del artista y asumirla como propia para descubrir su significado personal”, reflexionó Arnaldo Coen al transportarnos a sus experiencias y creaciones (muchas de ellas inéditas), presentadas en la exposición Vendeur de Rêves.

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Arnaldo Coen
“El arte es libertad tanto para el espectador como para el creador”: Arnaldo Coen

La muestra en homenaje a su labor y trayectoria, que tuvo lugar en LS / Galería a lo largo de febrero y principios de marzo, se integró de forma armoniosa con la estética de Four Seasons Mexico City. Aquella atmósfera contemplativa, lejos del frenesí urbano, favoreció la conversación con el maestro que se ha distinguido por su rebeldía y su influencia en el arte mexicano.

La pieza que inspiró el nombre de la exposición fue el hilo conductor de su narración. La nueva versión de la intervención que realizó en la década de los 70, a partir de tarjetas y sellos postales que solía coleccionar, despliega un poderoso juego geométrico y cromático al igual que sus obras más icónicas. Y lo más relevante: continúa siendo tan actual y audaz como en aquellos tiempos.

Al lado de esta estampa destacaban dos torsos utilizados como lienzo, uno femenino y otro masculino, que representan motivos centrales de su obra, trabajados delicadamente al gouache con colores fascinantes. Arnaldo Coen comentó que, en la sensualidad de las siluetas humanas, encontró un símbolo de identidad que le permitió llevar su arte a otras dimensiones. Esto escandalizó a muchas personas en una época en la que la sociedad mexicana era demasiado conservadora. “Pero a mí no me importó, porque no hay peor error que la autocensura”, enfatizó.

Arnaldo Coen
La muestra en homenaje a su labor y trayectoria, que tuvo lugar en LS / Galería a lo largo de febrero y principios de marzo

El antídoto para la autocensura –sugirió– es evitar tomar las cosas con demasiada seriedad y entender que como individuos tenemos el poder de elegir ante una sociedad en donde siempre habrá quieres quieran imponer límites.

“Hay que darnos la oportunidad de pasarnos de la raya, de dejar salir al niño que llevamos dentro”, afirma.

Ícono persistente

La idea de estructuras fragmentadas, luces que revelan en lugar de iluminar y sombras que invocan en vez de ocultar, sugiere un juego de dualidades en la obra de Arnaldo Coen.

Este juego impulsa la interpretación de escenas ambiguas y espacios surrealistas, construidos a partir del collage, para encontrar un ícono persistente en su obra: Emiliano Zapata.

Un personaje que transfigura una y otra vez, y refuerza la noción de disolución y una estética en diálogo con la memoria y la trascendencia.

Arnaldo Coen
Arnaldo Coen

El maestro encuentra inspiración en sus recuerdos y en todo lo que le rodea; en el silencio, el medio para dar rienda suelta a su imaginación. “Luego de tantas experiencias bulliciosas, aprendí a valorar el silencio”, acentuó con un grato matiz de voz.

No obstante, su gusto por la música —aquella que en su juventud lo llevó a considerar la danza como camino— y su interés por dar una imagen a los sonidos, siguen presentes.

A través de sus relatos, logró transmitir su entusiasmo por las artes escénicas, la literatura y el cine surrealista. Con sus palabras, evocó las sensaciones que experimentó al participar en la película Simón del Desierto de Luis Buñuel.

Insistió en que su intención en las obras en las que participa, incluido el mural en los interiores del edificio histórico del Nacional Monte de Piedad, es el ejercer la libertad, no solo como artista, sino también como espectador, quien enriquece la obra. “Uno es solo un instrumento, pero quien decide finalmente si la obra existe es el público”.

El enfoque artístico de Arnaldo Coen se fundamenta en la exploración de la condición humana y su relación con el entorno. A través de sus obras cuestiona la identidad, el tiempo y la mortalidad, alentándonos a reflexionar sobre nuestra propia existencia.