Así fue el primer tatuaje remoto realizado por un brazo robótico con tecnología 5G

El primer tatuaje remoto del mundo, dibujado por un brazo robótico con tecnología 5G, se concretó recientemente en Holanda, sobre la piel de la actriz Stijn Fransen.

La pequeña pieza de arte fue delineada y entintada por el tatuador Wes Thomas en forma remota, a través de un brazo robótico y con el objeto de probar la fiabilidad de la nueva tecnología de comunicaciones.

El proceso fue grabado y exhibido en un pequeño corto documental de tres minutos, para probar la nueva tecnología de comunicaciones.

Para llevar a cabo el innovador proyecto, la productora The Mill fue la que construyó el brazo robótico que realizó el tatuaje desde cero, y también fueron los responsables del filme que capturó la prueba.

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Brazo robótico crea tatuaje a distancia

El proceso comenzó con el artista, quien, a puño, dibujó el diseño en un brazo de maniquí mientras el robot copiaba cada uno de sus movimientos con una aguja, en el brazo real.

Debido a que con los nuevos beneficios de la red 5G, donde prácticamente no hay latencia (retraso), se pudo realizar una acción con precisión milimétrica.

Esto no podría haberse llevado a cabo sin la participación del tatuador, quien estuvo profundamente involucrado en la investigación y el desarrollo de la tecnología del tatuaje remoto.

En este sentido, Thomas se aseguró de que se tuvieran en cuenta una multitud de factores al replicar el delicado proceso.

Después de innumerables pruebas en varios vegetales y muestras de piel protésica, fue el turno de Stijn Fransen de recibir el primer tatuaje 5G del mundo, que a pesar de ser pequeño, tiene el gran valor de un experimento con final feliz.

A continuación el corto del proceso, que va desde la construcción y prueba del brazo robótico, hasta la realización del tatuaje.

Pinturas robóticas con Inteligencia Artificial

A diferencia del tatuaje anterior, cuya ejecución fue realizada por un humano, esta vez, un equipo compuesto por ocho miembros provenientes de IBM Japón, la Universidad de Tokio y Yamaha Motors ha creado un proyecto muy particular.

Salvando grandes diferencias, el proyecto también se encarna mediante un brazo robótico, pero controlado por Inteligencia Artificial (IA), con objeto de extender la creatividad en la era digital hacia las máquinas.

El concepto creativo de los técnicos universitarios, más los de IBM y Yamaha, le da a los robots el poder de crear arte usando colores, lienzos y un pincel.

Este proyecto de pintura con AI se inspira obviamente en artistas humanos, pero al igual que el brazo tatuador, aquí usa el pincel para dar vida a una nueva obra de arte.

Las pinturas son generadas por el aparato no son imágenes generadas al azar, sino que se basan en un conjunto de valores que la tecnología de AI utiliza para crear arte con cierto sentido artístico.

Para ello, se le da al robot uno o varios conceptos para generar una imagen a través de una colección de pinceladas.

Las imágenes se basan en el criterio de evaluación de “la mayoría como el concepto presentado”, en tanto el brazo del robot utiliza el pincel y los colores a su disposición para crearla.

Actualmente trabaja tanto con pintura acrílica como con acuarelas y mezcla el color con el agua, en tanto la complejidad de la pintura se puede determinar dándole al robot ciertos parámetros.

Uno de ellos, es el uso de solamente de una mínima cantidad de pinceladas para crear una obra de arte más abstracta (30 pinceladas), en comparación con el uso de, por ejemplo, unos 300 movimientos para obtener una pieza de apariencia más realista.