Si hay dos caracteristicas que son parte de la esencia de Guerlain es su compromiso con el medio ambiente y la sostenibilidad y su estrecha relación que desde su fundación ha tenido con artistas y artesanos.
En esta ocasión Guerlain se enfocó en hacer brillar -aún más- a uno de sus productos estrella, el mítico y legendario Bee Bottle. Para lograr esto, trabajó junto al suizo Kévin Germanier, quien se encargó de darle un giro hacia el futuro a la herencia de la Maison con un toque moderno y eco-responsable.
Germanier fue el ganador del premio Redress Design Award 2015 y finalista del prestigioso premio LVMH en 2019. Su ascenso en el mundo de la moda fue tan grande que naturalmente atrajo la atención de Guerlain, pues así como la Maison, el modista ha firmado un compromiso con el medio ambiente y su trabajo, convirtiendo tendencias sostenibles en creaciones deseadas lo demuestran.
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El diseñador ha creado siempre con respeto a la prenda y calidad de las casas de alta costura más tradicionales. Y en esta ocasión, ideó una técnica para bordar silicona a fin de darle vida a los cristales de Swarovski reciclados de colecciones descontinuadas.
El icono reinventado de Guerlain
En sus manos, la icónica Bee Bottle de un litro se vistió de un elegante y colorido vestido, hecho con estos cristales reciclados, una pieza de costura de edición muy limitada y numerada.
El vestido muestra distintos colores que se van degradando del rosa frambuesa, rosa empolvado, lavanda y verde. Cada una de las 11 botellas está hecha a mano con un proceso altamente técnico y con su nivel de dificultad debido a que el diseñador tenía que crear la ilusión de un degradado espontáneo.
La tan conocida botella de Guerlain ahora reúne los mundos de la perfumería y la alta costura de una manera moderna y responsable. Estas 11 botellas, además llevar en su interior La Cuvée Secréte, son por fuera una verdadera obra de arte que hace brillar aún más su aroma.