Han pasado más de cien años desde el nacimiento de Frida Kahlo. La pintora mexicana ha trascendido a su propia época y en pleno 2019 es todo un icono que las personas desean continuar conociendo.
Y es que la artista surrealista tuvo una vida realmente fascinante. Saber cuáles eran sus gustos, manías y costumbres es algo que cautiva a quienes admiran su trabajo.
Aunque su trayecto estuvo marcado por el lamentable padecimiento de poliomelitis, pocos saben que Frida Kahlo solía ser sumamente femenina.
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Más allá de sus vestidos tehuanos, peinados adornados con vivaces flores y gigantes joyas, Frida solía cuidar de los detalles. En la muestra Appearances can be deceiving, se revelaron cuáles eran sus objetos personales favoritos.
En su tocador abundaban labiales rojos, pintauñas de colores encendidos y perfumes, muchos perfumes. A la pintora le gustaba oler bien.
Entre aromas sofisticados como Schiaparelli y otros vintage que ya no pueden encontrarse en el mercado como Emir Dana del año 1935, el favorito de Frida Kahlo era Shalimar de Guerlain -y éste sí puedes conseguirlo todavía-.
Fue durante su primera visita a Nueva York cuando el aroma de Shalimar sedujo a la mexicana. Profundamente oriental, con notas de bergamota, vainilla, iris, jasmín y haba tonka, dicen que cada vez que terminaba un frasco, compraba otro.
La exhibición Appearances can be deceiving dió la vuelta al mundo y los objetos de tocador que se mostraban fueron los últimos que Diego Rivera encontró entre sus pertenencias en la famosa Casa Azul de Coyoacán.
La original botella diseñada en 1925 por Jacques Guerlain aun puede conseguirse en puntos de venta exclusivos de París. Puedes llevar el perfume favorito y quizá el último que Frida Kahlo usó.