Es imposible pensar en Dom Pérignon sin que venga a la mente su etiqueta emblemática: Vintage. Como marca tiene la búsqueda perpetua de inspirar emoción a través de la armonía y sus valores estéticos y sensoriales le apuestan a un proceso creativo que invoque justo eso.
La instensidad, tacto, mineralidad, complejidad, plenitud y su forma de abrazar y sostener cada nota la convierten en un champagne exquisito que da testimonio de la cosecha de un solo año.
Anatomía de un proceso creativo inigualable
Lo que hace a cada Vintage única y original es el año. Su ensamblaje no se toma como una simple etapa en la elaboración sino que se convierte en todo el proceso: terruño, fruta y zumo que presagia los propios vinos. Elementos que se convierten en un mismo coro con tres voces sublimes que armonizan.
El ensamblaje es una construcción sutil que conecta los opuestos, enfrenta los contrastes, combina intensidades y organiza matices para favorecer una resonancia única. Cada año Dom Pérignon se encarga de reinventarse para orquestar estas tres voces en un vino que sirva como testimonio de una cosecha tan estimulante como inspiradora.
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Vintage 2012, armonía explosiva
El tiempo es clave en la ecuación de Dom Pérignon. Es tal su compromiso con la añada que a veces se convierte en su limitante. Dar testimonio de la cosecha de un solo año conlleva el tiempo de maduración, el clima, la oscuridad en las bodegas, retos que pueden llegar incluso a no declarar una añada.
Hoy brilla en el reparto de Dom Pérignon Vintage 2012, una ilustración extravagante de este instinto creativo de la marca. Las impredecibles estaciones de 2012 incluyeron fuertes lluvias y granizadas, olas de calor en verano y un calor suave y seco en otoño que le dieron forma a un paisaje olfativo con una notable variedad. En 2012 cada variedad de uva, región, pueblo y terruño se encontraba en su mejor momento por lo que la añada aprovechó al máximo los polos opuestos. La delicadeza de los Chardonnay le dan redondez y apuntalan con su acidez el largo final del vino, mientras que la gloriosa frutosidad de los Pinot Noir le dan estructura firme y densa. Un contraste exquisito entre blanco y negro que crea luz y hace que el vino adquiera toda su dimensión.
En nariz…
Vintage 2012 mezcla flores con fruta y lo vegetal con lo mineral. Nos atrae por un sendero de flores, néctar de albaricoque y la frescura del ruibarbo y la menta. Sentirás también la mineralidad de la ceniza y pimienta blanca.
En paladar…
La energía domina en el paladar. Tiene una apertura acogedora y se vuelve rápidamente vibrante para explotar con una ola de efervescencia y tonicidad. Destacan principalmente sus notas ácidas amargas y el final aporta una tensión por el jengibre, tabaco y los acentos tostados.
Vintage 2012 es un disfrute contemplativo, un viaje al interior que inspira desarrollar una experiencia propia como un diálogo único. En 1668 Dom Pierre Pérignon fue nombrado administrador de la Abadía de Hautvillers y durante los siguientes 47 años se dedicó a crear “el mejor vino del mundo”. Hoy la ambición creativa de Dom Pérignon continúa en esa búsqueda constante de sabor, calidad y lujo irrefutable.