De Ensenada para México, La Guerrerense cumple 60 años como la carreta de mariscos más famosa

Hoy La Guerrerense se ha convertido es un referente cuando hablamos de calidad de los mariscos de los mares de Ensenada, y la visita a la carrera es un hito en la agenda de todo gourmand, pues además del inconfundible sabor de sus mariscos, su sonrisa y exquisitas salsas hacen de esta una experiencia imperdible.

La Guerrerense

Para honrar estas seis décadas de trabajo, Sabina Bandera ‘La Guerrerense’ ofrecerá una comida el 28 de agosto en Finca El Mirador de Ensenada. El evento, que será al aire libre, recibirá a un máximo de 60 comensales.

El evento contará con la certificación de Ultra Safe Medical y “Sabinita” tendrá un grupo de colaboradores que asegurarán que entre los invitados se mantenga la sana distancia en todo momento.

La Guerrerense, Gerardo Alvarado, Chef Ejecutivo.

Para esta excepcional celebración el cartel de invitados que cocinará junto a Sabina Bandera y su chef ejecutivo, Gerardo Alvarado, será del mismo nivel, entre ellos estarán: César García de ‘Delisse Repostería Creativa’ de Tijuana, Atzín Santos de ‘Limosneros’ de la CDMX, Paco Ruano de ‘Alcalde’ en Guadalajara y Carlos Gaytán de ‘Tzuco’ en Chicago.

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Hace apenas 60 años

Hace 60 años, cuando la señora Celia Carranza y Alberto Oviedo montaron un carrito metálico en las calles de Ensenada, Baja California, nadie dimensionaba el alcance que llegaría a tener, ni que algún día su legado estaría entre las páginas de National Geographic. Su nuera, Sabina Bandera ‘La Guerrerense’, esposa de su hijo Eduardo, fue la encargada de lograr que el delicioso sabor de sus mariscos llegará incluso hasta la CDMX y Guadalajara.

Sabina Bandeja nació en Huitzuco, un pequeño pueblo del estado de Guerrero. Llegó a Ensenada recién casada en 1976, y se dice, solo iba a pasar ahí su luna de miel, fue durante su estadía en aquel pequeño puerto pesquero que aprendió el oficio de atender la carreta de sus suegros.

La Guerrerense

El matrimonio Oviedo-Bandera nunca volvió a abandonar Ensenada más que para salir de trabajo o vacaciones, fue la preferencia de sus comensales lo que llevó a Sabina Bandera a abrir sucursales en CDMX, Guadalajara y un restaurante en Ensenada.