3 razones por las que el vino rosado NO es sólo para mujeres

Por razones relacionadas con el imaginario colectivo, eso de que el azul es para hombres y el rosa para mujeres, y por el mito de su dulzura, que también tiene que ver con ese otro mito de que las mujeres prefieren sabores dulces, el vino rosado ha estado, durante muchos años, ampliamente vinculado a el consumo femenino.

Pero en Robb Report México somos muy creyentes de romper estereotipos, no puede ser de otra manera si se hace desde las entrañas del mundo del lujo, y reunimos unas cuantas razones por las que el vino rosado NO es exclusivo para las copas de las mujeres.

Es muy, muy versátil

Hombres y mujeres podrán distinguir que el vino rosado es muy sencillo de beber, casi a cualquier hora del día. En eventos, un buen rosé ya es bien apreciado como aperitivo, a la hora de la comida, puede ir con una pasta, sabores de mar, comida japonesa, o incluso carne como lechón.

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Aunque el mejor vino siempre será el que tú prefieras beber, si le das una oportunidad al rosado, más allá de una simple degustación, notarás lo amigables que son los vinos rosados. En muchas ocasiones son menos astringentes que un tinto, es decir, tu paladar no pedirá algún bocadillo para maridarlos, por lo que es sencillo tomarlos solos.

El mito de la dulzura

No todos los vinos rosados son dulces y no todas las mujeres prefieren sabores dulces. De hecho, lo que te distinguirá de un snob del vino será que aprendas a identificar los mejores rosados, y estos son los que cuentan con menor porcentaje de azúcar residual, aquella que no se convirtió en alcohol durante el proceso de fermentación.

Es el punto medio perfecto

El proceso para elaborar un vino rosado es básicamente el mismo que el de un tinto, pero la diferencia es que el jugo no permanece tanto tiempo en contacto con la piel de la uva, de tal manera, tienen menos tanicidad y diferencian su color.

En comparación con los blancos, los rosados son menos ácidos y astringentes. Puede tomarse como el blanco: fresco y hasta frío pero incluso puede superarlo porque, como ya dijimos, va con todo y su elegancia y afabilidad le cae bien a todos.