¿Sabías que tradicionalmente en Japón las mujeres no deben preparar sushi? Se dice que este platillo debe mantener una temperatura precisa y constante al elaborarlo, y como las mujeres tienen las manos más calientes que los hombres pareciera que eso las “incapacitaba” para elaborar el plato más emblemático del país nipón, pero la nueva chef de Yoshimi, Miriam Moriyama, demuestra que esto quedó atrás.
Una renovación por fuera y por dentro
Para los japoneses, el método kaizen evoca la idea de realizar una serie de cambios para fomentar una mejora continua. Esa premisa inspiró a Yoshimi para transformar su experiencia por dentro y fuera, pero siempre apegándose a la cocina tradicional nipona, un rasgo que lo ha colocado como un referente gastronómico de la Ciudad de México.
Recientemente reabrió sus puertas después remodelarse por completo y de dejar la cocina en manos de Moriyama, una sushiwoman pionera en Latinoamérica.
Los espacios recuerdan a los restaurantes de kaiseki (alta cocina japonesa) más lujosos de Tokio y fueron desarrollados por el estudio de Akira Kameta Miyamoto, quien los dotó con un diseño minimalista, funcional y contemporáneo basado en tres pilares: la sencillez, la armonía y la reinterpretación fiel de la cultura nipona.
Los comensales que lleguen a Yoshimi podrán disfrutar de su emblemático jardín zen (cuyo paisajismo fue obra del arquitecto Alfonso Muray), un salón principal, una barra de sushi, salones privados y un corredor que los comunica.
La calidez de la madera en tonos neutros resalta en los muros y llevan labrado el motivo Asa no ha (un talismán de prosperidad) con una técnica ancestral llamada Kumiko.
En el salón principal se encuentra una escultura en tela de lino de la artista Agnieszka Kotecka y motivos de buena suerte en mamparas y muros. En las salas privadas, los techos inclinados recuerdan la estructura de las típicas casas chashitsu y en ellas es posible rendir tributo a la legendaria ceremonia del té.
Yoshimi, los sabores del Sol Naciente
El menú se divide en dos secciones: una con los platillos clásicos como el Akami Tataki, la sopa misoshiru, tempura de verduras, arroces, fideos y especialidades más excepcionales, entre las que sobresale el Shabu Shabu con Wagyu. La segunda tiene como protagonista a la barra y en donde los comensales podrán deleitarse con nigiris, makis y sashimis que se preparan siguiendo los procesos ancestrales.
Si quieres dejarte llevar por las sugerencias de la chef, se ofrecen dos menús de degustación: el Omakase de tres tiempos, centrado en el sushi, y el Kaiseki, una verdadera aventura gastronómica de nueve tiempos que comprende, entre otros platillos, el sunomono de alga con pepino y vinagre de arroz, el yakimono con robalo chileno asado marinado en pasta de miso dulce, Wagyu japonés en pasta de sopa de miso dulce y tome con anguila, huevo y cebolla en cama de arroz.
No te puedes perder su cava, pues se destaca por su curaduría de sakes, whiskies, ginebras y cervezas japonesas cuidadosamente seleccionadas para maridar perfectamente con los platillos.