Uno de los rasgos que mejor definen al lujo es la exclusividad. Enmarcado en el mundo de la alta cocina, una comida diseñada por una de las grandes chefs a nivel mundial, con un maridaje a cargo de un sommelier con casi dos décadas de experiencia, es algo que más que decir, grita exclusividad. American Express lo tiene claro. Distinguida por el acceso que brinda a sus tarjetahabientes a eventos tan codiciados como excepcionales, la compañía lleva a cabo The Box, enfocado en los amantes de la gastronomía.
Con menús diseñados por chefs celebrados y de reputación a toda prueba, The Box permite a los afortunados asistentes disfrutar una velada que incluye, además de delicias únicas, la oportunidad de escuchar directamente de sus creadores y de quienes eligen el maridaje la historia detrás de cada una de las delicatessen servidas.
Una nueva edición de The Box con Amex
Esta creación de Amex celebró recientemente una serie de nuevas ediciones y asistí a una de las protagonizadas por la chef Karime López y el sommelier Andrés Amor, en el salón SUM de Papalote Museo del Niño.
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Entre los múltiples pergaminos que respaldan su calidad, Karime es la primera mexicana en obtener una estrella Michelin (“Una distinción que te cambia en muchos sentidos: la visibilidad que tienes, el foco de atención, la responsabilidad de manterla, y también como la prueba de que tu pasión y sacrificio valen la pena”), y es la chef ejecutiva de Gucci Osteria en Florencia.
Certificar la calidad de su cocina fue una oportunidad tan inestimable como escucharla explicar platos como la tostada de maíz morado, atún jamaica y zanahoria, que además de ser una oda al placer culinario, es un ejemplo perfecto de lo que la chef explicó sobre las raíces que mantiene pese a las influencias que ha experimentado con los múltiples sitios a los que la ha llevado su carrera: “Lo que viaja son las ideas, la técnica, pero la esencia es mexicana”.
Para dar forma a un menú, aquí y en cualquier sitio, Karime considera siempre varios elementos comunes: “A dónde voy, la cantidad de comensales, qué quiero expresar”. En particular, diseñar los cinco tiempos que dieron forma al menú de The Box le tomó un par de semanas.
Sobre las particularidades de un evento como éste, la chef no duda: “Es muy complicado, requiere una logística al milímetro, porque trabajas con gente a la que nunca has visto en tu vida, en una cocina que no conoces, con tiempos diferentes, clientes diferente, fuera de tu zona de confort en todos los aspectos. No tiene nada qué ver con lo que hago habitualmente en Gucci Osteria”.
El complemento a las creaciones de la chef fue la selección de vinos realizada por Andrés Amor, perfecta para redondear The Box, acompañando los sabores a la perfección e incluso realzándolos. Más allá de los orígenes y las historias detrás de cada vino, Andrés dejó una perla de sabiduría en torno a esta bebida, para validar más lo que hay dentro que fuera de una botella: “Dejemos de beber etiquetas y empecemos a beber vino”.
Chef y sommelier coinciden en las bondades de llevar a cabo un evento como el que organizó Amex, por la interacción que permite con los comensales.
Karime asegura: “El formato de la experiencia permite que la gente entre en tu mundo, ver cómo trabajas, escuchar la historia del plato. Los cocineros aprendemos muchísimo viendo al cliente, viéndolos y platicando: es una simbiosis”. Tomándole la palabra a la chef, con colaboraciones así, estoy siempre más que a la orden.