El mestizaje culinario de Malix trae el sabor del campo a la ciudad

Hay quienes aman comer en el campo platillos muy sencillos que destacan por su sazón y la frescura de los ingredientes con que están hechos. Y hay también quienes adoran los restaurantes citadinos de alta cocina que muestran gran técnica y equilibrio en sus creaciones. Lo cierto es que lo mejor es cuando tienes un poco de ambos mundos, en un mestizaje culinario perfecto como el que ofrece desde hace un par de años Malix, el restaurante del chef Alonso Madrigal, ubicado en Polanco.

Desde el número 104 de la calle Isaac Newton, este apasionado y visionario joven talento ofrece una novedosa propuesta, a partir de una inédita mezcla de técnicas provenientes de distintas latitudes e ingredientes endémicos y de temporada, cultivados con procesos de producción responsable.

¿Por qué Malix?

El nombre de este lugar está inspirado por la palabra de origen maya que se utiliza para nombrar a los perros sin raza (mestizos), en un claro guiño a la combinación o fusión de estilos que hay detrás del planteamiento de su cocina, con diversas influencias de distintas culturas y latitudes del mundo.

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Y es que Alonso Madrigal, pese a su juventud, ya ha tenido una amplia trayectoria a lado de figuras como Rene Redzepi del reconocido restaurante Noma, Kristian Bauman de Koan, Elena Reygadas de Rosetta y Lucho Martínez de Em, entre otros.

El propio chef llegó a definir a Malix, no sólo como un restaurante, sino como un café-bar-vinatería; y yo agregaría, galería de arte, pues también hay cabida en este inmueble para exponer algunos cuadros, fotografías y esculturas (muchas alusivas a perros) de distintos artistas locales, todo a la venta, por supuesto.

Es esta gran riqueza y variedad las que hacen de Malix un lugar para visitar frecuentemente y descubrir alguna sorpresa, ya sea en el desayuno, la comida o la cena.

Así por ejemplo, podríamos recomendarte el tamal de coco, la trucha salmonada o el vacío de res con puré de pera y chimichurri, que probamos durante nuestra visita pero seguramente tú te encuentres con alguna que otra novedad de temporada en la carta como el risotto de calabaza con camarones frescos, una ensalada de jícama y hasta una una terrina de conejo.

Para Madrigal, los postres también denotan una aproximación original, donde el dulzor revela sus distintos matices, ya sea con el Choco-hongo a base de cacao de Chiapas y Tabasco y hongos de temporada; el nicuatole con granizado de rosas y compota de moras; o los buñuelos con helado de chai, que se acompañan de las aromáticas notas de los granos de café seleccionados por la tostadora Estelar, de Guadalajara.

Lo que sí encontrarás fijo o con meno cambios es la atmósfera casual y acogedora del establecimiento en que destacan la madera y los tonos neutros que invitan a relajarse y concentrarse en lo que verdaderamente debe brillar: los platos.

Malix fue uno de esos temerarios proyectos que surgieron prácticamente con la pandemia y quizá por ello no ha tenido todo el reconocimiento que merece, aunque, no hace falta tampoco hablar de la gran aceptación que ha tenido su propuesta que cumplió ya sus primeros dos años. Si quieres darte la oportunidad de explorarlo, puedes consultar este enlace.