¿Quién puede pedir más cuando te rodeas de grandes amigos y buen vino? Hace un par de días hicimos las maletas y volamos hasta Valle de Guadalupe para celebrar los primeros 50 años de Bodegas Domecq y al mismo tiempo augurar un futuro en donde sus botellas nunca falten la mesa.
A lo largo de los años es difícil mantenerse fiel a tu esencia y al mismo tiempo seguir innovando, conocer la bodega no solo nos permitió descubrir que durante este medio siglo Domecq no solo lo ha logrado, también ha labrado un camino importante para el vino de nuestro país.
Bodegas Domecq, 50 años creando historias
Fue Don Antonio Ariza y Pedro Domecq quienes vieron el potencial de las tierras de Valle de Guadalupe y no se equivocaron. Expandiendo el negocio de Bodegas Domecq, que ya tenía una marca de brandy en América, nació el compromiso de crear vinos que nunca perdieran las características de la tierra mexicana aun cuando se usaran técnicas internacionales.
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Los vinos de Bodegas Domecq han estado en el centro de la mesa de muchas reuniones a lo largo varias generaciones, tanto que, durante la celebración, cuando compartíamos una copa escuchábamos anécdotas de cuando Padre Kino, una de las etiquetas más asequibles y que permitió a muchos mexicanos acercarse al mundo del vino, acompañaba a las familias a la hora de la cena. Y como esta hay cientos de historias.
Muchas otras vinícolas y propuestas internacionales han llegado a territorio mexicano, aún así, Bodegas Domecq se mantiene en una posición privilegiada y es vista con respeto, admiración y complicidad.
Una copa de vino para cada celebración
Como te puede imaginar las botellas enmarcaron cada etapa de la celebración por estos primeros 50 años, comenzando por un Chateau Domecq Blanco acompañado de langosta.
Las etiquetas Chateau Domecq Blanco, Chateau Domecq Tinto y Domecq Reserva Magna elevaron sus notas al maridarse en una cata con chocolates y Chateau Domecq Rosado y Domecq Reserva Real acompañaron la comida en donde la cocina de Ensenada estuvo presente.
En un ambiente elegantem el festejo cerró con una cena a cargo de Vicente Torres, chef de Garum, que creó una serie de platillos que hicieron una mancuerna increíble con 4 etiquetas Prestige de la bodega: Vasija blanco y Vasija tinto, y por si fuera poco, el último lanzamiento la familia Domecq Reserva Magna: un Pinot noir que pudimos probar antes de que saliera al mercado, así como el Domecq Reserva Magna 50 años, un Nebbiolo 2017 envejecido 48 meses en barricas de roble francés.
El futuro aún es brillante, lleno de posibilidades y mucho vino para la bodega, produciendo 6 millones de litros por año, un 62% de crecimiento vs el año anterior.
La empresa está lanzando nuevos productos, incluido el Vasija Blanco y Tinto o el o el Chateau Domecq Rosado. Entre los destilados se agregaron al portafolio Cantera Verde, una ginebra hecha en Oaxaca, o el nuevo Presidente Pica Piña.
Bodegas Domecq sabe que, hoy en día, no hay futuro sin sustentabilidad, tomando medidas que incluyan parques solares y un sistema de medición de recurso anual de manera que se pueda ir reduciendo año con año.
El mercado del vino ha ido aumentando, así como las etiquetas y el amor de los mexicanos por el vino creado en su propio país, con todo esto en el panorama estamos seguros de que en 50 años celebraremos el primer siglo de esta bodega orgullosamente de Valle de Guadalupe.