Ya desde la entrada, con un solo golpe de vista, puedes imaginar de qué va este restaurante, pero si atiendes a los detalles: una especie de campana de cocina cubierta por maíces de distintos colores, utensilios de barro y elementos de piedra volcánica y tejido de palma en la decoración, entre otras cosas, se confirma que sí, Siembra Comedor es un templo donde se adora a los ingredientes que dan vida a la cocina mexicana. Y por tanto, se les respeta y se les saca el mayor provecho en cada plato.
La propuesta
El concepto culinario florece, de hecho, como una experiencia que rinde tributo a los diversos ingredientes que la naturaleza de México ofrece cada temporada; a la vez que promueve el consumo responsable y sustentable de productos endémicos, a través de prácticas de comercio justo de insumos cultivados con principios de bajo impacto ambiental.
Por ello el menú continuamente observa los ciclos estacionales e incorpora distintas tradiciones, siempre enfatizando en la temporalidad de sus materias primas y su trazabilidad.
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La propuesta de los chefs Karina Mejía e Israel Montero, quien curiosamente no es mexicano, sino venezolano, busca acercar a los comensales al auténtico sabor de la tierra con recetas preparadas a partir de legumbres, granos y frutos cultivados cuidadosamente en los campos mexicanos.
Así se propone un toque inédito en cada platillo, desde los entrantes, como un aguachile de chile chihuacle de Oaxaca, cebolla morada, jícama y pepino o unos sopes de maíz, hechos a mano, con escamoles.
En los platos principales se reitera la frescura, como en la pesca del día que se presenta con un mole verde, tortillas y frijoles; mientras que en el magret de pato orgánico se aprecia la rigurosa habilidad para lograr un laqueado a base de miel de especias con kumquat, servido con una guarnición de puré de camote y ensalada.
El pulpo zarandeado y el pecho de cerdo son igualmente buenos. Y ante la dificultad de la elección, la recomendación es compartir, porque no sólo es un restaurante de comida mexicana, Siembra Comedor es casi como una casa de provincia, donde se replica la experiencia de poner al centro, para toda la familia, diversos platos preparados con el fin de celebrar alguna ocasión especial.
Y para acompañar estas delicias, nada como un buen vino, también mexicano, que los hay muy variados y de alta calidad o bien internacionales para los que prefieren probar algo de fuera. Y ni qué decir de los cócteles, nuestros favoritos, los que llevan como base el mezcal que le van muy bien al braseado de los platillos.
El origen de Siembra Comedor
Siembra Comedor surge a partir del prodigioso rescate del maíz criollo que comenzaron los chefs –en 2019– con Siembra Taquería, una tortillería –con molino y proceso de nixtamalización propio– y taquería de barrio, cuya piedra angular consiste en llevar a la mesa una buena tortilla a partir de un cereal de alta calidad proveniente de las milpas de Tlaxcala.
Hoy ambos proyectos se mantienen abiertos a distinta altura sobre la Avenida Isaac Newton, en Polanco, siendo Siembra Comedor un tanto más ambicioso y elaborado, pero al mismo tiempo desenfadado, sencillo y rústico, con una cocina que se proyecta con una cocción a las brasas o al carbón, en la textura de una salsa molcajeteada y la crocante sensación de una tortilla dorada lentamente en un comal para intensificar su sabor y acompañar un taco o un suculento plato de mole.
Y si quieres llevarte un poco más que el buen recuerdo de tu visita, en Siembra Comedor te pueden desde poner el platillo para llevar hasta venderte algunas salsas, quesos y hasta vinos para que repliques tu experiencia en casa.
“Tsitri en purépecha, dethä en otomí, ixim en maya… Y tú, ¿cómo nombras al maíz, a los maíces?”, se puede leer en la papeleta que cubre uno de los platos, una vez que acabas de disfrutar un delicioso taco. La respuesta quizá requiera de otra visita a Siembra Comedor. Si se te antojo ir, consulta las redes sociales o haz tu reservación.