La limusina de Donald Trump es famosa por su imponente apariencia, de hecho, le dicen “La Bestia”. El presidente de los Estados Unidos puede jactarse de tener la mejor limo entre los mandatarios de todo el mundo.
El bólido está valuado en 1,2 millones de euros. Se ha blindado con cinco capas de vidrio y policarbonato que pueden resistir balas perforantes.
Asimismo, es muy probable que el vehículo sea uno de los lugares más seguros del mundo, pues cuenta con diferentes gadgets de seguridad como un compartimento de armas y bombas de gas, reservas de sangre RH negativa -en caso de que Trump requiera una transfusión-, así como un avanzado sistema contra incendios. El asiento del presidente cuenta con línea directa al Pentagono y vicepresidente.
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Para darte una idea de lo imponente de esta nave, sus puertas pesan lo mismo que las puertas de la cabina de un Boeing 757, al cerrarse, su sellado es tan eficaz que protegen al mandatario contra cualquier ataque, incluso uno químico.
Con todas estas cualidades, sería normal pensar que nada ni nadie puede acercarse a la limusina. Pero, durante su visita de estado a Theresa May, primera ministra de Gran Bretaña, Donald Trump se encontró con que un gato fue capaz de burlar su complejo sistema de seguridad móvil.
Ocurrió mientras ambos representantes charlaban a las afueras de la casa de May en Downing Street. El pequeño felino llamado Larry fue adoptado durante la administración de David Cameron y ha permanecido en el barrio desde entonces.
Larry logró colocarse debajo de de la limusina durante un buen rato para descansar. Los agentes de seguridad de Donald Trump bromearon con que se trataba de un “problema de seguridad”.
El gato de 12 años fue retirado por un oficial del lugar, y aunque el día terminó feliz y a salvo, ahora ya sabemos quién podría ser una verdadera amenaza para el presidente de los Estados Unidos.