Versatilidad, estética y maestría artesanal se unen en la colección Code 11.59 by Audemars Piguet

En el mundo del lujo –y en general en la vida–, lo difícil no es llegar a la cima sino mantenerse en ella. Audemars Piguet lo sabe muy bien ya que, durante años, ha disfrutado de la preferencia entre los grandes aficionados a la alta relojería gracias a su modelo insignia, el Royal Oak, así como todas sus variantes. Si bien la innovación nunca se ha detenido en la firma gracias a versiones ultraplanas o piezas robustas en la línea Offshore, por ejemplo, los fans de la marca y la industria en general celebraron la llegada de Code 11.59 by Audemars Piguet hace casi dos años como otro testigo de la constante renovación.

–la relojera más antigua todavía en manos de sus familias fundadoras (Audemars y Piguet)–

La nueva familia llegó para refrescar el portafolio con una caja redonda inusual en la firma y este año se amplió con colores vibrantes en cinco nuevos cronógrafos y cinco nuevos modelos automáticos que, como era de esperarse, están marcando tendencia. Sin embargo, lo que resulta más fascinante de Code 11.59 by Audemars Piguet es que no sólo se trata de un tema estético sino técnico, porque la colección incluye piezas con el conocido savoir-faire de la marca y también altas complicaciones que dejan una cosa en claro: los maestros relojeros de AP son la definición por excelencia de una manufactura de haute horlogerie. Para muestra, basta revisar dos impresionantes modelos.

Tourbillon Volante Cronógrafo Automático

Crear un modelo tan complejo, que combina por primera vez en la historia de Audemars Piguet un tourbillon volante y un cronógrafo flyback, no es un tema cualquiera. Interpretar la tradición relojera en un contexto contemporáneo requiere una destreza mecánica que pocas marcas pueden ofrecer en el Swiss Made. Porque si alguien sabe de lo que habla es esta marca pionera en el desarrollo de relojes de pulsera con tourbillon.

Video Recomendado

Si bien el tourbillon fue inventado en 1801 por Abraham-Louis Breguet, esta complicación no apareció con regularidad en los relojes de pulsera hasta 1986. Georges Golay, director general de Audemars Piguet, le planteó en la década de los 80 a Serge Meylan, un joven talentoso recién incorporado al taller, el reto de dar vida al primer tourbillon automático en la historia de los relojes de pulsera. Serge superó el reto y dio inicio a un nuevo camino en la relojería de alta gama que más tarde, en 1999, logró otro éxito: reunir por primera vez el tourbillon y el cronógrafo en el reloj de pulsera Jules Audemars Tradition d’Excellence n°1, lo que nos habla de la continua evolución del tourbillon que, ahora, adquiere un nuevo nivel con el Code 11.59 by Audemars Piguet Tourbillon Volante Cronógrafo Automático.

En cuanto a los detalles de este reloj, la caja de oro blanco de 18 quilates presenta un diseño arquitectónico tridimensional que separa, al menos visualmente, la esfera del movimiento. El contraste entre los puentes de titanio y plata le aporta profundidad y un juego de luz impresionante, en parte, por sus más de 100 ángulos pulidos a mano. Los contadores del cronógrafo, a las 3 y las 9, lucen transparentes para revelar parte del mecanismo, mientras que a las 6 horas podemos apreciar el espectacular tourbillon volante. El toque azul de color es realzado por una pulsera de piel de aligátor cosida a mano en lo que es, por supuesto, una edición limitada a 50 piezas.

La grandeza de esta pieza es explicada acertadamente por Michael Friedman, Director de complicaciones de Audemars Piguet: “Nuestras cajas son el lienzo de un detalladísimo acabado a mano que crea un juego de luz cuando se examina la geometría arquitectónica de la caja. Todos los aspectos del reloj (caja, esfera y movimiento) existen para que nuestros relojeros y artesanos expresen su talento artesanal y perpetúen nuestra historia”.

Grande Sonnerie Carillon Supersonnerie

La segunda pieza de la familia Code 11.59 by Audemars Piguet que nos voló la cabeza este año es el Grande Sonnerie Carillon Supersonnerie. Debido a su gran complejidad técnica sólo se realizarán cinco modelos, cada uno especial gracias a una esfera esmaltada pintada en exclusiva por Anita Porchet y su taller. Si no la ubican, ella es una de las artistas más reconocidas en el universo relojero high end gracias a su capacidad para crear obras de arte en espacios tan pequeños como lo es una esfera.

Para esta pieza, la artista ha creado una trilogía de esferas de esmalte decoradas con laminillas de oro (paillons) de más de un siglo de antigüedad. En los otros dos modelos (del total de cinco), los clientes tienen la posibilidad de encargar una esfera personalizada al taller de Porchet.

Pero más allá de la belleza de sus esferas, el Grande Sonnerie Carillon Supersonnerie forma parte de los tradicionales relojes con sonería que nos devuelven a los orígenes de la industria. Fueron inventados en el siglo XIV y en aquel entonces solo marcaban la hora sonando porque carecían de esfera. Desde su fundación en 1875, Audemars Piguet se ha especializado en mecanismos de sonería y ha desarrollado mecanismos de Grande Sonnerie, Petite Sonnerie y Repetición de Minutos. Como dato cultural, en Grande Sonnerie el reloj suena antes de cada cuarto; en petite sonnerie lo hace cada hora; y en un repetidor de minutos se indica el tiempo a demanda.

Y es aquí donde viene la parte más interesante de la pieza. El Grande Sonnerie Carillon Supersonnerie está provisto de un carillón, es decir, 3 gongs y martillos en lugar de los 2 de un reloj con sonería estándar, lo que le permite tocar los cuartos con 3 notas sucesivas (alta, media y baja) en lugar de 2. En la posición de Petite Sonnerie, el reloj solo marca las horas, mientras que en el modo silencioso la sonería automática queda desactivada. Por lo que respecta al repetidor de minutos, el portador lo puede activar en cualquier momento. Es decir… ¡cuenta con todas las funciones!

La palabra Supersonnerie lo que añade es un mejor rendimiento acústico… o sea que suena más fuerte. Esta potencia acústica, la calidad de sonido y el tono armónico de la Supersonnerie se deben a gongs más grandes y a la construcción de la caja, ambos elementos patentados por Audemars Piguet.

Por cierto, además del complejo mecanismo y la esfera esmaltada de Anita Porchet, el Code 11.59 by Audemars Piguet Grande Sonnerie Carillon Supersonnerie sorprende por su caja de oro blanco de 18 quilates, con detalles a contraste y refinadas técnicas de acabado manual que normalmente se aplican a los calibres.

Continuación del legado

Los registros suizos muestran que más de la mitad de los 1625 relojes producidos entre 1882 y 1892 incluían un mecanismo de sonería. Obviamente, varias de estas aportaciones fueron cortesía de Audemars Piguet gracias a las grandes habilidades de los artesanos ubicados en La Vallée de Joux. Más tarde, de 1892 a 1957, la Manufactura creó 35 relojes de pulsera con repetición de minutos, ninguno de los cuales estaba provisto de Grande Sonnerie por su complejidad mecánica.

En los 80, de la mano de Philippe Dufour, un joven relojero respaldado por la marca debido a su talento y devoción por preservar la artesanía de la región, impulsó el retorno de los mecanismos Grande Sonnerie de Audemars Piguet. Esta tendencia siguió una década después, cuando la firma lanzó su primer reloj de pulsera Grande Sonnerie en 1994.Hoy en día, solo ciertos relojeros especializados en Audemars Piguet son capaces de ensamblar y ajustar una Grande Sonnerie, considerada una de las complicaciones más sofisticadas de la historia de la Haute Horlogerie. Sin lugar a dudas, éstas son piezas perfectas para incorporarse a los anaqueles de los grandes coleccionistas.