Los relojes Vantablack black hands son un abismo en la muñeca

Durante décadas —¿siglos?— la humanidad ha intentado emular a la naturaleza hasta en sus aspectos más obscuros. En el sentido más literal, esto representa Vantablack, sustancia desarrollada por la compañía británica Surrey NanoSystems para las industrias militar y astrofísica, y que, a grandes rasgos, depende de un entramado de nanotubos de carbono, 10,000 veces más delgados que el cabello humano y alineados verticalmente —su nombre proviene de las siglas de Vertically Alligned Nanotube Arrays—. Su gran logro es el negro más obscuro jamás creado por el hombre.

Eso es lo que la firma H. Moser & Cie puso en los Venturer Vantablack Black Hands —en versiones de 39 mm y 43 mm— y Endeavour Tourbillon Vantablack Black Hands. Ninguno tiene logotipo ni índices, para conferirles un look minimalista y elegante con el que la firma pretende demostrar que la alta relojería no consiste sólo en medir el paso del tiempo, “sino en provocar emociones”.

En el caso del Endeavour Tourbillon, se trata de una edición limitada a 50 piezas, con caja de acero recubierta en DLC, de 42 mm, de reverso transparente con cristal de zafiro, y el tourbillon a las 6. Dado que las manecillas están también recubiertas por Vantablack, sólo quien porta el reloj es capaz de leer la hora, dando al tiempo un toque misterioso e íntimo.

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