Desde hace varios años, Jaeger-LeCoultre patrocina una serie de festivales de cine a nivel mundial, además de que sus piezas son reconocidas por aparecer en la pantalla grande a la par de muchas celebridades. Además de esto, la marca suiza también participa de forma activa en la producción de películas, en las que sus piezas siempre tienen un papel protagónico. Un ejemplo de esto, es la cinta Iron Man 2 (2010), en donde existe una escena completa dedicada a las piezas de la marca.
Sin embargo, su participación frente a las cámaras no ha sido su única aportación al séptimo arte: Jaeger-LeCoultre también es socio oficial del Festival de Cine de Shanghái (este año creó dos nuevas piezas para la colección Rendez-Vous Ivy), es patrocinador del Festival de Cine de San Sebastián, de Toronto y de Los Ángeles, trabaja de la mano con la Film Society del Lincoln Center y además, su participación en el Festival de Cine de Venecia desde hace más de una década ofrece, además de un privilegiado patrocinio, un espacio de inspiración y lujo para cineastas, directores de cine y periodistas de todo el mundo.
Arturo Ripstein
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El legado de una marca como Jaeger-LeCoultre, fundada en 1833 por Antoine LeCoultre, merece más de una ventana para ser admirado, y es precisamente el cine, con todo su glamour y elegancia, una de las plataformas ideales para hacerlo. Este año, reconociendo los logros más destacados de esta disciplina, Jaeger-LeCoultre creó un diseño especial de su icónico modelo Reverso, que conmemora la alianza desde hace diez años con el festival de Venecia, entregado a su vez al ganador del León de Oro.
La afinidad de Jaeger-LeCoultre por el séptimo arte une dos mundos creativos, efervescentes y de una larga tradición de excelencia. De esta forma, las mentes más brillantes del cine se encargan de hacer magia, mientras un Jaeger-LeCoultre late en sus muñecas.