Omega tiene algo para todos

La marca creadora del Speedmaster Moonwatch, el reloj que en 1969 llegó a la Luna, nos vuelve a demostrar que es mucho más que eso. La calidad de sus mecanismos, la belleza de sus diseños y su poderío manufacturero explican por qué es una de las firmas con mejores ventas.

Nada parece estar fuera de su alcance tecnológico y artesanal, como se puede ver en los lanzamientos de 2021, entre los que hay un Seamaster 300 hecho con una nueva aleación de bronce más resistente a la oxidación y el Seamaster Diver 300 M Black Black de cerámica negra con un complejo proceso de fabricación y acabados. A continuación, te presentamos los detalles de estas novedades. 

VIVA EL BRONCE

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El primer reloj de buceo Seamaster 300 fue parte de la venerada “Trilogía Profesional” de relojes herramienta de Omega presentada en 1957, junto con el Speedmaster y el Railmaster. Su diseño era funcional y favorecía la legibilidad gracias a su esfera negra, índices luminiscentes y manecillas grandes. Como es costumbre, en aquel entonces, Omega innovó con un bisel rotatorio construido para evitar giros accidentales durante las inmersiones. Desde entonces, el Seamaster se convirtió en uno de los iconos de la casa suiza.  

La colección 2021 del Seamaster 300 está claramente inspirada en el guardatiempo original, pero con varias características que lo posicionan como un reloj contundentemente moderno. La caja mide 41 mm de diámetro y el bisel, menos grueso, está hecho de aluminio con un tratamiento oxálico anodizado para incrementar su dureza. El marco interior también es más esbelto, por lo que el tamaño de la esfera aumenta de 29.5 a 30.4 mm. El nuevo cristal de zafiro abombado y la nueva corona cónica enfatizan el aspecto más delgado del reloj.

Otra novedad importante es que en las carátulas se ha empleado el concepto “sándwich”, es decir, tienen una placa base con material luminiscente Super-LumiNova y una placa superior con cortes para los índices horarios y los numerales; estos últimos tienen un estilo arábico antiguo abierto, que apareció en los primeros Seamaster 300 de la década de 1960. En otro guiño a la historia, la marca reintroduce el segundero central tipo “lollipop”, que tiene Super-LumiNova en la punta.

Para el modelo estrella de este año, Omega ha utilizado por primera vez Bronze Gold, una aleación pendiente de patente desarrollada para producir una estética y un tono agradables que, al mismo tiempo, puede usarse en contacto directo con la piel. Su composición incluye elementos nobles, como 37.5% de oro de 9 quilates, paladio y plata. Tiene un tono rosado suave y, según la firma, ofrece una resistencia incomparable a la corrosión sin oxidación, por lo que envejecerá poco a poco y conservará su hermosa pátina natural durante más tiempo.

En este caso, el anillo del bisel es de cerámica marrón con escala de inmersión en Super-LumiNova vintage, mientras que la esfera es de una aleación de bronce común de un color marrón oscuro único con una pátina creada mediante un proceso de envejecimiento especial. Con la correa de piel café, el resultado es espectacular.

Omega lanzó otros dos Seamaster 300 con caja de acero, esfera azul o negra, y bisel azul o negro. Están disponibles con correas de piel con un nuevo broche o brazaletes de acero con un acabado y un ajuste mejorados. Todos están equipados con el calibre Omega Co-Axial Master Chronometer 9812 de cuerda automática, que se puede apreciar a través del cristal de zafiro del fondo. El mecanismo y el reloj completo han sido certificados por el Instituto Federal Suiza de Metrología (METAS) tras superar las pruebas más exigentes de precisión, rendimiento y resistencia magnética.

TESORO PURISTA

Omega usó el nombre Trésor por primera vez en 1949, en referencia al tesoro que era su calibre de 30 mm que se convirtió en sinónimo de precisión y le permitió crear guardatiempos delgados y elegantes, cualidades que son el sello de la colección De Ville Trésor hasta la actualidad.

Este año, la marca ha ido un paso más allá al agregar nuevas subesferas. Así, todos los modelos tienen un pequeño segundero en la posición de las 6 horas, mientras que el De Ville Trésor Power Reserve también incluye un indicador de reserva de marcha a las 12, por lo que el logotipo de Omega se ha movido a las 3. La marca ha decidido no incluir una ventana de fecha para respetar la intención purista del diseño, y desde aquí le aplaudimos por esa decisión.

La caja de 40 mm se presentará en varios materiales, entre ellos, acero, pero los primeros modelos son de oro amarillo de 18 quilates con correa de piel gris u oro Sedna de 18 quilates con correa de piel burdeos. Las esferas son abombadas con manecillas pulidas e índices abombados aplicados. Sus mecanismos son calibres Omega Co-Axial Master Chonometer de cuerda manual con tres días de reserva de marcha y el certificado de METAS; se pueden apreciar en el reverso gracias al cristal de zafiro transparente.

OSCURIDAD CAUTIVANTE

El Seamaster Diver 300M Black Black es un reloj que se ubica en las antípodas del clasicismo de los modelos De Ville Trésor y demuestra, por si todavía quedara alguna duda, la enorme versatilidad de Omega y su extraordinaria capacidad como manufactura. La línea Diver 300M surgió en 1993 con todas las funciones requeridas para practicar el submarinismo y este modelo all black ya está en la lista de nuestros favoritos de 2021.

La intención del diseño, explica la marca, fue crear “una sensación de profundidad y representar los rincones más oscuros del océano”. Por ello, la caja de 43.5 mm es de cerámica negra pulida y cepillada, y se acompaña con una correa de caucho con un broche del mismo material que la caja. La corona y la válvula de escape de helio también son de cerámica negra, al igual que la carátula.

Por primera vez, la firma ha recurrido a la ablación con láser para crear el estilo de relieve positivo en casi todos los detalles de la esfera, como las olas, la minutería, las palabras e incluso el símbolo Omega. Lo mismo ocurre con la escala de inmersión del bisel unidireccional.

Para que las indicaciones sean fáciles de leer en cualquier condición, Omega usa Super-LumiNova antracita para la escala de buceo, los índices PVD negros, las manecillas esqueletadas y el punto de las 12 horas, que los vuelve color gris oscuro en el día y hace que brillen en la oscuridad.

El fondo de la caja cuenta con el cierre “NAIAD LOCK” patentado por Omega, que conserva todos los elementos orientados y tiene un diseño de ondas en el borde. Está equipado con el calibre Omega Co-Axial Master Chronometer 8806 de cuerda automática con el certificado de METAS.

ESTILO ASTRONAUTA

De la estrecha relación de Omega con la NASA surgen estas tres maravillosas correas de velcro pensadas en el Speedmaster Moonwatch. Miden 20 milímetros de largo y son idénticas a las que los astronautas usan para fijar el reloj a sus trajes cuando realizan una actividad extravehicular o una caminata espacial.

Los colores tienen un significado particular. El negro representa la oscuridad del espacio y combina a la perfección con la esfera del Moonwatch. El blanco es un guiño a los trajes espaciales de la era Apolo y un homenaje al Proyecto Alaska, cuando Omega creó el que se considera el reloj espacial perfecto. El plateado es un tributo a los brillantes trajes usados en Gemini y Mercury, las misiones anteriores al Apolo.

Tienen grabados el logotipo del Speedmaster y la famosa insignia rojo, blanco y azul de la NASA en forma de planeta, conocida como “meatball” y lanzada en 1959. Se pueden usar en otros modelos, aunque obviamente se recomienda combinarlas con el nuevo Speedmaser Moonwatch Master Chronometer de acero con cristal de hesalita lanzado a principios de 2021, cuyo calibre ha sido actualizado y que tiene varios detalles emblemáticos de la cuarta generación del reloj que llegó a la Luna en 1969. Además de incluir el famoso “dot over 90” en el anillo del bisel de aluminio anodizado, en el fondo de la caja tiene un medallón con el Seahorse en relieve y las inscripciones ““FLIGHT-QUALIFIED BY NASA IN 1965 FOR ALL MANNED SPACE MISSIONS” y “THE FIRST WATCH WORN ON THE MOON”. Dan escalofríos de la emoción.