
Richard Mille se ha posicionado como una de las manufacturas creadoras de movimientos complicados, originales y deportivos. Con un espíritu de innovación, artesanía contemporánea y una filosofía basada en combinar rendimiento extremo, tecnología de punta y respeto a la tradición relojera, la marca se hizo de un nombre gracias a sus modelos con tourbillones y cronógrafos, como el RM 008 y el RM 056.
Tras presentar piezas limitadas que celebran alguna figura deportivas, como el Rafael Nadal RM 27-02, el Yohan Blake RM 61-01 y el Polo de Saint-Tropez RM 030, la firma exhibió el Regata de las Indias Occidentales Francesas RM 60-01, que homenajea la sexta edición de la competencia de vela más importante del Caribe.
Pensado para surcar los siete mares, está mecanizado por un calibre RMACA2 de titanio grado cinco con 55 horas de reserva de marcha, resguardado en una caja cuatripatrita -50mm x 16.33mm-. Posee un volante de inercia variable, funciones completas de cronógrafo flyback -ubicado entre las cuatro y cinco horas-, sistema de doble barrilete y calendario anual con fecha de gran tamaño que ajusta automáticamente los meses de 30 y 31 días.
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Además ofrece prestaciones de navegación, gracias al bisel giratorio especial que indica los cuatro puntos cardinales, combinado con un disco graduado de 360º y una escala de 24 horas, y función UTC con una manecilla que puede emplearse como indicador de una segunda zona horaria.

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Un reloj que une lo mejor de la herencia, creatividad, deportividad y savoir faire, está limitado a 50 piezas. Cuesta $150 mil dólares.